El arte de conectar: saber escuchar puede transformar tus relaciones

26 septiembre 2023

No es lo mismo oír que escuchar, esto parece sencillo de entender. Sin embargo, a menudo conversamos con otras personas sin darnos cuenta de que realmente no estamos escuchando. Es decir que no siempre entendemos lo que la otra persona quiere decir, ya que lo captamos según nuestras propias ideas y creencias.

Mantener una comunicación más efectiva y relaciones más auténticas implica aprender a escuchar de verdad. Pero la clave está en atender primero nuestra propia voz interior. Al hacerlo, nos conectamos de manera más genuina con quienes nos rodean.

¿Cómo podemos cambiar nuestro enfoque y aprender a escuchar realmente? Esto es lo que exploraremos en este artículo para mejorar nuestros diálogos y, por ende, nuestras conexiones personales.

 

El lenguaje representa nuestra historia

El lenguaje nos permite organizar la información que captamos mediante nuestros sentidos y con él expresamos cómo percibimos y vivimos una determinada situación. Y, según la manera en la que percibimos emitimos juicios, habitualmente sin ser conscientes de ello.

Lo mismo sucede al escuchar: completamos la información que nos llega según nuestra experiencia personal. Y así, vamos rellenando vacíos, imaginando y haciendo suposiciones para dar sentido al mensaje, pudiendo generar conflictos en nuestras relaciones.

 

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Reconocer tanto nuestras percepciones y juicios como nuestro diálogo interno va a mejorar nuestra comunicación con los demás, pero sobre todo, la que mantenemos con nosotros mismos. A partir de ello podremos generar relaciones más equilibradas y auténticas.

 

Evitar distorsiones para escuchar con el alma

Para sortear malentendidos y presuposiciones que pueden desembocar en conflictos en nuestras relaciones, es importante evidenciar las limitaciones que creamos al comunicarnos.

Esto favorecerá nuestra forma de hablar y también nuestra escucha. A la vez, nos hará responsabilizarnos de lo que queremos transmitir sin poner el peso en la otra persona fortaleciendo nuestros vínculos sociales.

 

“Las palabras están vacías, a menos que creen imágenes en tu mente.”

Virginia Satir

 

Las palabras que expresamos reflejan nuestro mundo interno, ya que contínuamente relacionamos esas palabras con la imagen que tenemos de ellas en nuestra mente.

 

Comprender los mecanismos de nuestro lenguaje para comunicarnos mejor

El metamodelo del lenguaje creado por Richar Bandler y John Grinder, fundadores de la Programación Neurolingüística, hace referencia a ciertos mecanismos lingüísticos que utilizamos al comunicarnos con los demás y que reflejan la forma en la que organizamos nuestra experiencia interna.

Mediante la eliminación de información, las generalizaciones y las distorsiones, conectamos de un modo particular y subjetivo nuestro mundo interior con lo que calificamos como realidad.

Al comprender estos tres mecanismos universales que usamos al comunicarnos podremos identificar la manera en que, a menudo, distorsionamos el mensaje que deseamos transmitir. Y podemos elegir pensar, hablar y actuar de otra manera.

 

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Eliminación de información

Con este recurso suprimimos algún elemento y, en consecuencia, el significado del mensaje es ambiguo.

Si, por ejemplo, digo “no me escuchan”, estoy eliminando el sujeto dejándolo como inespecífico. Seguramente estoy pensando en alguien en concreto y no en todo el mundo en general. El mensaje sería claro si digo, por ejemplo, “Mis padres no me escuchan”.

Lo mismo suele suceder en frases como, “estoy preocupado/a”, “es muy caro” o “mi jefe no me ayuda”, donde nos estamos concentrando sólo en un fragmento de la realidad y el resto no es percibido, enviando un mensaje a medias.

Identificar esto es un primer paso de indagación. Podemos preguntarnos: ¿Qué me preocupa?, ¿Es muy caro según qué?, ¿En qué creo que debería ayudarme mi jefe?

Todas estas preguntas nos llevan a cuestionar nuestras creencias, a conocernos mejor y a ampliar nuestra mirada.

 

Las generalizaciones

Cuando asumimos que siempre va a ocurrir lo mismo a partir de una experiencia concreta estamos hablando de generalizaciones. De esta manera, aplicamos algo general para evitar analizar cada alternativa, lo cual implicaría un mayor compromiso con lo que estamos diciendo.

Un ejemplo sería decir: “Nunca contestas mis mensajes”. Concretar un momento en el que no lo haya hecho nos puede ayudar, entre otras cosas, a que esa persona tenga empatía hacia nosotros.

Esto lo podríamos extrapolar a palabras como “todo”, “siempre”, “nada” ó “nadie”, las cuales hacen que el mensaje no esté claro para la otra persona, pero tampoco para nosotros mismos. Porque, en realidad, aunque esperamos que sea la otra persona la que nos entienda, con quien no nos estamos comunicando bien es con nosotros mismos.

Ordenar nuestros propios pensamientos y con ello nuestras palabras hará que nuestras conversaciones sean más fluidas, pudiendo afianzar los lazos con nuestro entorno.

 

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Distorsiones en la escucha y en el decir

Con este recurso ponemos en relación dos o más experiencias que no tienen nada en común, imponiendo un significado que no se puede verificar.

Si, por ejemplo, digo: “No me llamas por teléfono, no te importo”, estoy concluyendo que el único motivo por el cual no me llamas es que no te importo.

Otros ejemplos podrían ser: “No me gusta la manera en que me mira”, “Yo sé por qué lo hace” o “Las cosas no funcionan así”. En todas ellas estoy haciendo un juicio al comportamiento de la otra persona.

 

“En cuanto uno concentra deliberadamente su atención en cierta medida, empieza a seleccionar del material que tiene ante él: un punto se fijará en su mente con particular claridad y, consecuentemente, otro quedará desatendido. Al realizar esta selección, uno estará siguiendo sus expectativas o inclinaciones.”

Stephen Gilligan

 

Con todos estos mecanismos estamos dejando la puerta abierta a un juicio sobre la otra persona. Pero, sobre todo, evitamos abordar con franqueza lo que pensamos y sentimos para comprometernos a ser genuinos.

Ser más conscientes de cómo eliminamos, generalizamos y distorsionamos la información según nuestras percepciones nos ayudará a comunicarnos de manera más efectiva en contextos personales y profesionales.

Podemos preguntarnos, ¿Estoy siendo claro en mi intervención? ¿Estoy comprendiendo el mensaje que me transmite la otra persona o estoy interpretando según mis creencias?

 

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Entender nuestro mundo interno para escuchar de forma efectiva

Theodor Reik, psicoanalista austríaco y discípulo de Freud, en su libro “Escuchar con el tercer oído” propone un tipo de escucha en el que se descubran las emociones subyacentes de las palabras que se dicen.

Explica que, para establecer esta conexión es imprescindible estar en contacto con uno mismo. Nos da a entender que no es que no sepamos escuchar al otro sino que no sabemos escucharnos a nosotros mismos, lo que lleva a la represión de ideas o impulsos de los que no se quiere saber y con los que se juega al escondite.

Ser sinceros con el otro empieza por ser sinceros con nosotros mismos. Entender nuestro diálogo interno es imprescindible para comunicarnos de forma honesta y transparente. Podremos así relacionarnos con los demás desde el amor y la compasión hacia ellos y hacia nosotros mismos.

 

Conectar con nuestro Ser desde una escucha libre de interpretaciones

Escuchar es oír sin interpretar. La auténtica escucha es estar en silencio dando espacio al otro, poder ver su mundo para conocer el nuestro.

Es entonces cuando podemos escuchar nuestro diálogo interno, libre de juicios e interpretaciones que nublan nuestra percepción.

Al darnos cuenta de cómo expresamos la información de nuestras percepciones, estamos más en sintonía con lo que realmente estamos experimentando en cada momento. Esto significa que podemos estar más presentes en nuestra vida diaria y vivir plenamente las experiencias sin que estén nubladas por prejuicios, estereotipos o temores infundados.

Esto no supone renunciar a partes de nosotros, sino poder desarrollar otras nuevas que fortalezcan nuestras relaciones propiciando una conexión auténtica con la otra persona.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

En esta conferencia, Enric y David nos explican, con ejemplos, cómo aprovechar nuestras relaciones interpersonales y los conflictos para aprender a comunicarnos de una forma saludable compartiendo nuestro universo interno.

 

En este Enric más cerca, Enric nos habla de la importancia de escuchar nuestros diálogos internos y de cómo lo que nos decimos genera acciones en nuestra vida basadas en interpretaciones.

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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