Pasión y conexión: descubriéndonos en el amor de pareja

01 febrero 2025

La pasión romántica puede ser un motor arrollador, capaz de llenar nuestra vida de momentos de euforia y conexión. Desde la chispa inicial de una atracción magnética hasta la profundidad de un vínculo íntimo, estas vivencias tienen el poder de transformarnos, despertando lo mejor y lo más vulnerable de nuestra esencia.

Sin embargo, detrás del entusiasmo del enamoramiento y de la pasión desbordante, se esconde un universo complejo donde se entrelazan nuestras propias historias personales. Comprender cómo estas fuerzas moldean nuestras relaciones no solo nos permite disfrutarlas plenamente, sino también enfrentarlas con mayor consciencia y equilibrio. 

 

Los efectos de un vínculo intenso

El punto de partida de la pasión romántica es una fuerte atracción física y química con una persona en particular. Esto produce uno de los estados más satisfactorios e intensos que podemos experimentar a lo largo de nuestra vida. 

La liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la noradrenalina, genera sensaciones de placer y excitación, lo que acrecienta el deseo hacia la pareja.

Estas emociones intensas también tienen impacto en la salud física. La pasión sexual puede beneficiar, por ejemplo, al sistema cardiovascular, al estimular el corazón y mejorar el estado físico general.

 

Una conexión única

El valor más preciado de esta catarata de mensajeros bioquímicos de la pasión es, sin embargo, la conexión emocional especial y singular que se establece con la pareja. El enamoramiento genera la apertura a un espacio personal e íntimo que no se comparte del mismo modo con los amigos más cercanos o con familiares muy queridos.

Se experimenta una conexión sexual intensa en la que uno se entrega totalmente. Esta simbiosis física y afectiva genera sentimientos de satisfacción y felicidad, contribuyendo a un mayor bienestar psicológico y físico.

 

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Claroscuros de la pasión sexual: entre la plenitud y la fragilidad

El amor pasional es una experiencia cargada de emoción y energía. Ahora bien, ella tiene dos caras muy marcadas: la euforia del amor correspondido, que nos llena de felicidad y éxtasis; y el dolor profundo del amor no correspondido, que puede llevarnos a la agonía y la desesperanza.

El frenesí de estas pasiones puede ir desde el entusiasmo y la alegría, hasta la vulnerabilidad, la obsesión y el sufrimiento. 

 

El delicado equilibrio entre amor propio y dependencia emocional

El sentimiento de plenitud que experimentamos al enamorarnos puede hacernos creer que solo es posible sentir esa pasión y bienestar a través de nuestra pareja. Nos cuesta darnos cuenta de que delegamos en esa persona la responsabilidad de nuestra felicidad o nuestra desgracia

Allí, corremos el riesgo de desconectarnos de nuestras necesidades y de nuestro amor propio. Esta proyección nos puede llevar a manifestar conductas posesivas y dependientes, e incluso a abandonar la relación cuando sentimos que se ha terminado la pasión.

Paradójicamente, la misma energía que inicia y sostiene una pareja tiene el potencial de destruirla.

 

 

El enamoramiento: un reflejo de nuestras propias proyecciones

En la primera etapa del enamoramiento sentimos una profunda admiración por la otra persona: “No hay nadie igual que él/ella en el Universo”. 

Sin embargo, no es al ser humano que tenemos delante al que estamos admirando, sino a una imagen interna que representa ciertas características que nos seducen profundamente

Cuando deseamos de manera irresistible a una pareja, a la vez, nos solemos, sentir deseados y elegidos. Es lo que esa relación produce en nosotros lo que, en realidad, nos encanta.

Podemos comprobarlo con el sentimiento inverso: cómo nos sentimos cuando fuimos engañados o una pareja nos dejó porque “se murió el amor”. Dejamos de sentirnos especiales, eso es lo que más nos duele.

 

«Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.»

Gabriel García Márquez

 

Cómo nuestras creencias y carencias moldean la pasión

Las emociones que experimentamos no tienen tanto que ver con la persona que tenemos delante, sino con nuestra manera de percibirla y las expectativas que tengamos al respecto. Y, a su vez, lo que esperamos del otro está condicionado por nuestras creencias, carencias y necesidades.

Así, nuestra vida sentimental es, en realidad, una búsqueda intensa -a veces ineficaz- de pasión, intentando experimentar o recuperar algo que, en realidad, siempre estuvo en nuestro interior.

Por ejemplo, cuando nos sentimos vistos y valorados por nuestra pareja, en realidad, reconocemos el valor que creemos que tenemos. 

Cuando nos hacemos conscientes y responsables del origen de nuestro amor pasional, recuperamos la posibilidad de disfrutarlo sin miedos ni apegos. 

 

Sostener la pasión desde la conciencia

Mantener viva la pasión implica, por una parte, comprender que aquello que ves en tu pareja, son cualidades que no reconoces como propias y que, gracias a esa persona, puedes recuperarlas para completarte. 

Tanto lo que admiras como lo que rechazas, habla de ti, no de él/ella. Esto te abre al mundo del autoconocimiento.

 

Podrías preguntarte

¿Cómo me percibo a mí mismo/a dentro de esta relación?

¿Cómo me hace sentir esta relación sobre mí mismo/a?

¿Qué cualidades de mi pareja me enamoran? ¿De qué manera podría integrarlas en mi propia vida?

¿De dónde vienen mis expectativas sobre la pareja? ¿Las heredé de mi familia, la sociedad o experiencias pasadas? ¿Estoy repitiendo patrones aprendidos? ¿Quién influyó en mi manera de amar?

 

«El amor hace que quieras ser una persona mejor. Vale, de acuerdo. Pero, a lo mejor, el amor, el verdadero amor, te autoriza para ser simplemente la persona que eres.»

Gillian Flynn

 

El valor de una pareja va más allá de su duración

Cuando vivimos la experiencia de totalidad que nos ofrece una relación romántica, creemos que nunca terminará. Solemos hacer promesas de un vínculo eterno, pues solemos confundir la satisfacción sexual con amor pleno.

Pero ante la primera grieta aparece el miedo a la pérdida. 

 

El fin del vínculo es una ilusión del ego

Toda relación es pasajera, porque todas y cada una de ellas tendrán un fin. Al mismo tiempo, toda relación es eterna, pues nos aporta algo que formará parte de nosotros para siempre

Independientemente de lo que dure, lo importante es la calidad del vínculo y su capacidad para conocernos a nosotros mismos, aprender y evolucionar.

 

 

Autonomía emocional: el mayor acto de amor

Cuando depositamos nuestra felicidad en otra persona, corremos el riesgo de que, con el tiempo, también le atribuyamos nuestra desgracia. Por eso, el secreto de una relación equilibrada está en abrazar nuestra propia responsabilidad, cuidando de nuestro bienestar emocional y permitiendo que nuestra pareja haga lo mismo

El amor más pleno nace de un equilibrio entre el deseo y la realidad, entre el vínculo y la autonomía, entre lo que vemos en el otro y lo que descubrimos en nosotros mismos.

Conocernos profundamente y cultivar nuestra autonomía emocional es la mayor fuente de vitalidad. No solo nos transforman, sino que se convierten en el regalo más genuino que podemos ofrecer a quien amamos.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:

 

Enric Corbera habla de los factores qué definen una relación coherente, equilibrada y saludable. ¿Qué podemos hacer para empezar a vivir nuestra situación de pareja desde el amor en lugar de la dependencia?

 

En este video, David Corbera explica cómo la pasión romántica, aun siendo uno de los estados más satisfactorios e intensos que podemos experimentar, también conlleva el riesgo de desconectarnos de nuestras necesidades.

 

 

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