Narcisismo en las relaciones: Por qué la etiqueta calma, pero solo la conciencia transforma

11 diciembre 2025

Hablar de narcisismo en las relaciones se ha vuelto muy común. “Mi expareja era narcisista”, “Siempre me cruzo con personas así”, “Mi madre es narcisista” son frases frecuentes de conversaciones cotidianas entre amigos, en terapia o incluso, en redes sociales.

Ponerle un nombre a lo que duele suele traer alivio. Parece que, por fin, todo encaja.

Pero después de la etiqueta, ¿qué cambia realmente? ¿Nos ayuda a entender lo que vivimos o nos deja atrapados en la historia de lo que el otro hizo mal?

Cuando todo el foco está fuera, algo importante queda sin mirar. Y esa parte —incómoda, pero clave— tiene más que ver con cómo nos relacionamos, qué esperamos del otro y qué estamos dispuestos a ver de nosotros mismos.

En este Destellos de Sabiduría, David Corbera y Sara Pallarès proponen detenerse justo ahí. A través de una conversación cercana y profunda, invitan a mirar el narcisismo en las relaciones, no como un diagnóstico del otro, sino como una puerta para revisar nuestra forma de amar, vincularnos y elegir.

 

Destellos 29 David y Sara Narcisismo

 

Narcisismo en las relaciones: la etiqueta calma, pero no transforma

David Corbera observa que, actualmente, el término se utiliza con mucha ligereza. “Hoy parece que todo el mundo tiene un narcisista cerca: una expareja, un padre, una madre, un jefe”, afirma.

Nombrar lo que duele puede traer alivio, pero también corre el riesgo de cerrar demasiado rápido una comprensión más profunda. “Cuando ponemos la etiqueta fuera, nos tranquilizamos, pero no transformamos nada”, señala. El problema parece resuelto, pero la experiencia sigue pesando.

Sara Pallarès añade que, cuando toda la atención está puesta en el otro, se pierde la oportunidad de mirarse. Entender lo que ocurre en un vínculo no pasa solo por describir al otro, sino también por revisar el lugar que uno ocupa en esa relación.

 

Victimismo y narcisismo: una comodidad que sale cara

En este punto, David plantea una idea incómoda pero liberadora: “Cuando señalo constantemente al otro, me coloco en una posición muy cómoda: la de víctima”. Desde ahí, no hay movimiento posible.

El victimismo también es una forma de narcisismo, porque todo gira alrededor de mi dolor”, explica. Si todo lo que ocurre es culpa del otro, no hace falta cuestionarse ni cambiar nada.

Sara lo expresa de forma muy sencilla: “A veces estamos tan centrados en lo que el otro hace mal que no vemos qué estamos sosteniendo nosotros en la relación”.

Este cambio de foco —del señalamiento a la autoobservación— es uno de los pilares del enfoque de la Bioneuroemoción: la conciencia empieza cuando dejamos de buscar culpables y empezamos a implicarnos emocionalmente en lo que nos ocurre.

 

Destellos 29 David y Sara Narcisismo

 

Inmadurez emocional y necesidad de ser visto

Hablar de narcisismo no siempre significa hablar de patología. David lo aclara con contundencia: “No todo comportamiento narcisista es un trastorno; muchas veces es inmadurez emocional”.

En muchos casos, explica, hay una dificultad para validarse internamente. “Hay personas que necesitan constantemente ser validadas porque no saben validarse”. Esa búsqueda insistente de reconocimiento suele teñir los vínculos, generando dinámicas de dependencia emocional.

Cuando esa validación no llegó en etapas tempranas, la herida suele reaparecer en la vida adulta. “Detrás de muchas actitudes narcisistas hay un niño que no se sintió visto”, afirma.

Comprender este origen no justifica comportamientos dañinos, pero sí permite salir del juicio y entender mejor qué necesidad emocional se está intentando resolver en la relación.

 

La pareja: donde esperamos recibir lo que faltó

Las relaciones amorosas suelen convertirse en el escenario principal de estas dinámicas. Sara lo resume: “La pareja suele convertirse en el lugar donde esperamos recibir lo que no recibimos de pequeños”.

Esta expectativa, muchas veces inconsciente, carga al vínculo de una demanda que no pertenece al presente. La pareja deja de ser un encuentro entre dos personas maduras emocionalmente y pasa a ocupar el lugar de compensación emocional.

Desde ahí, muchas demandas pierden su carácter adulto. David lo explica así: “Es legítimo decir lo que siento; lo que no es legítimo es exigir que el otro cambie para calmarme”.

Cuando el malestar propio se pone en manos del otro, la relación entra en una dinámica de exigencia y frustración constantes. “Muchas relaciones no son entre adultos, sino entre niños demandándose”, señala.

 

Destellos 29 David y Sara Narcisismo

 

Relaciones de pareja conscientes: elegir en lugar de reaccionar

Sara introduce aquí una clave fundamental: tomar conciencia del lugar desde el que nos vinculamos.

“Muchas reacciones no tienen que ver con lo que está pasando ahora, sino con historias antiguas que se activan”, señala. La pareja actúa entonces como un disparador emocional más que como la causa del conflicto.

“No se trata de evitar el conflicto, sino de dejar de reaccionar automáticamente desde la herida. La conciencia empieza cuando puedo observar lo que se me activa antes de actuar”, apunta. Elegir conciencia supone frenar, escuchar la emoción y asumir la propia parte, sin colocar en la pareja la tarea de reparar carencias que vienen de otro momento vital y, por lo tanto, que no le corresponden.

 

Comunicación emocional y responsabilidad afectiva

Uno de los puntos más prácticos de la conversación entre David Corbera y Sara Pallarès tiene que ver con cómo nos comunicamos. No tanto con lo que decimos, sino con la intención desde la que lo hacemos.

David hace una distinción clave: “Validar una emoción no significa dar la razón”. Y añade: “Puedo entender cómo te sientes y, aun así, no estar de acuerdo”.

Sara amplía esta idea desde la responsabilidad afectiva: “No es lo mismo expresar una emoción que reclamar una respuesta determinada”.

Cuando la emoción se convierte en una exigencia, la comunicación deja de ser un puente y se transforma en un reproche. “La responsabilidad emocional empieza cuando me hago cargo de lo que siento, sin pedir al otro que lo resuelva por mí.”, subraya Sara. 

 

Destellos 29 David y Sara Narcisismo

 

Autenticidad en las relaciones: el miedo a ser uno mismo

David observa que muchas personas se acomodan tanto al vínculo que terminan perdiéndose a sí mismos. “Muchas personas se adaptan tanto que dejan de ser quienes son”.

Esta adaptación, que al principio parece una forma de cuidar la relación, suele tener un coste alto. Ese silenciamiento pasa factura. Callarse, ceder o minimizarse para sostener una relación deja marcas emocionales profundas.

Sara trae aquí una dimensión especialmente relevante: “Cuando dejo de ser quien soy para sostener un vínculo, algo dentro empieza a apagarse”. Por eso, hablar de autenticidad en las relaciones es hablar de valentía.

Ser auténtico no garantiza que el otro se quede, pero sí que tú estés en coherencia”, concluye David.

 

Cuando el cuerpo toma la palabra

Aquello que no se expresa emocionalmente no desaparece; busca otras vías. Sara recuerda que aquello que no se expresa encuentra otras vías de salida: “Cuando no somos auténticos, el cuerpo suele acabar hablando por nosotros”, recuerda Sara.

Desde la mirada de la Bioneuroemoción, esta falta de coherencia interna suele reflejarse en forma de malestar emocional o físico. El cuerpo aparece como un mensajero de lo que no ha podido ser escuchado conscientemente.

“No es que el cuerpo traicione —señala Sara—, es que está mostrando algo que no estamos mirando”.

 

¿Quedarse o irse? Escuchar lo que pasa por dentro

La pregunta sobre cuándo irse, no como una respuesta automática, sino como un proceso de escucha interna, aparece una y otra vez en la conversación. David invita a escuchar las señales internas: “Cuando una persona se apaga por dentro, algo importante no está siendo escuchado”.

Muchas veces no es el conflicto lo que rompe una relación, sino la falta de presencia. Así, David desmonta una idea habitual: “Una relación no se rompe por conflictos, se rompe por falta de implicación”.

Sara aporta un matiz clave para salir del juicio: “Irse no siempre es huir; a veces es un acto de coherencia”.

 

Darle sentido al dolor para poder avanzar

La conversación culmina con una reflexión profunda sobre el dolor. “No hay evolución sin atravesar el dolor. Evitar el dolor lo cronifica; darle un sentido lo transforma”, afirma David.

Cuando una experiencia se comprende, deja de ser únicamente sufrimiento y se convierte en aprendizaje. “No se trata de justificar lo vivido —añade Sara—, sino de comprender qué me mostró”.

 

Elegir conciencia en lugar de culpables

Hablar de narcisismo en las relaciones puede ser una forma de quedarse atrapado en el pasado o una oportunidad para crecer. La diferencia está en la mirada que elegimos: señalar o comprender.

Salir del señalamiento para entrar en la responsabilidad emocional no es fácil, pero es liberador. Como resume David Corbera en una frase que atraviesa toda la conversación: “Dejar de buscar culpables es el primer paso para ganar libertad”.

 

 

Este artículo es solo una breve parte de la conversación entre David Corbera y Sara Pallarès -director académico y CEO, respectivamente, de Enric Corbera Institute- en el pódcast “Destellos de Sabiduría”. Puedes ver o escuchar el episodio completo “¿Y si el narcisista eres tú? La herida oculta que arruina tus relaciones”, aquí:

 

 

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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