Conciencia de unidad: la clave para descubrir tu yo auténtico

¿Has notado que es más fácil ver las virtudes o defectos de los demás que las nuestras? La conciencia de unidad nos ayuda a conocernos a través de nuestras impresiones acerca del mundo que nos rodea. 

¿Cómo podemos aprovechar nuestras vivencias para sacar a la luz facetas de nuestra personalidad que desconocemos? Aquí veremos cómo puede beneficiar a nuestro crecimiento personal y a nuestras relaciones.

Conciencia de unidad y la creencia de separación 

La conciencia de unidad no es solo un concepto teórico o “espiritual”. La comprensión de que todo y todos estamos conectados debe ser llevada a la práctica para que tenga sentido.

Ella nos permite entender que cada experiencia o relación que despierta una reacción en nuestro interior es una oportunidad para conocernos mejor. ¿Por qué?

Porque, tanto si sentimos dicha como dolor, lo que estamos percibiendo siempre es una interpretación que refleja nuestro estado interno, nuestro estado de conciencia.

Nos encontramos con nuestra verdadera esencia a través de los otros

Es por la conciencia de unidad que podremos reconocer destellos de nuestra luz en las personas que nos rodean. También podremos ver rasgos que despreciamos, sin darnos cuenta de que también los tenemos. 

Es que nos volvemos a encontrar con aspectos de nosotros mismos que, en algún momento de nuestro desarrollo (generalmente en la infancia) rechazamos o negamos como propios. Precisamente, esa es la clave que nos permitirá ir redescubriendo todos los aspectos de nuestro yo auténtico.

Los ojos con los que observo a los demás hablan de mi estado de conciencia 

¿A quien veo cuando juzgo a mi pareja, cuando admiro a mi profesor, cuando este nuevo proyecto profesional me inspira? La respuesta es: a nosotros mismos. Comprender esto es vivir desde la conciencia de unidad, porque nos reconocemos a través de todo lo que nos rodea.

Cuando veo una persona, veo mis ideas acerca de ella. Mi reacción dependerá del significado que otorgue a esos pensamientos. En consecuencia, no son “la” verdad sino solo una opción que mi cerebro propone en base a aprendizajes y experiencias pasadas.

Conciencia de unidad: hacerme responsable de mi percepción y de mis proyecciones

Cuando juzgo a alguien de ser, por ejemplo, “mala” o “buena” persona, mi opinión siempre tendrá que ver más conmigo mismo que con quien tengo delante. (Esto no quiere decir que, si hay alguien que me agrede o perjudica, no haga nada al respecto)

Cuando nos referimos a que nuestras opiniones hablan de nosotros mismos, es porque nuestras creencias condicionan lo que vemos. Por eso no a todos les molestan las mismas cosas. 

Pero si me exacerban ciertos comportamientos quiere decir que previamente los tengo juzgados o reprimidos en mí mismo. De esto me tengo que hacer cargo.

«Nuestras opiniones son el cristal a través del cual vemos el mundo» 

Khalil Gibran

Yo en mi familia: mi lugar en el mundo

El lugar desde el que experimento mis vivencias y relaciones habla también del rol inconsciente que asumo en mi sistema familiar. 

Por ejemplo, si en una discusión con mi pareja asumo el rol del conciliador, es posible que, antes de permitirme expresar mi desacuerdo, ya juzgué negativamente los conflictos.

Es por eso que critico al que se atreve a hacer lo que yo quisiera hacer, pero no hago. Aplicando la conciencia de unidad puedo profundizar en mi autoconocimiento y reconocer en qué lugar me comporto igual. Sea o no consciente de ello. 

Conciencia de unidad: recibes lo que crees merecer

En la adultez, lo que me permito hacer y lo que creo merecer se relaciona con el lugar que ocupo en mi familia. Esto sucede porque, inconscientemente, no me permito salir del rol que asumí en la infancia o adolescencia.

Repetimos experiencias con el fin de trascender los resentimientos, ir recuperando todas nuestras facetas y, de este modo, poder atender a nuestro niño interior. Sin embargo, no es posible sanar si rechazamos o criticamos lo que vivimos porque nos estaremos resistiendo a una parte de nosotros mismos. Y eso nos mantiene atados al dolor y al victimismo.

Si aplicamos la conciencia de unidad a estas experiencias, comprenderemos que la paz que anhelamos debe extenderse a todos los aspectos de nuestra vida (incluidas nuestras experiencias y relaciones pasadas).  

Si todavía me afectan quiere decir que sigo vinculado a ellas, por lo tanto, forman parte de mi presente. Si quiero paz en mi vida, debo ofrecerla a aquellos que todavía juzgo, ya que no estamos separados los unos de los otros.

«No puedes cambiar a los demás, pero puedes cambiar tu reacción hacia ellos.»

Anthony de Mello

Qué lugar ocupo en mi familia. Ejemplos

En la familia todos compartimos información acerca de lo que nuestro sistema familiar necesita para su supervivencia. Cada cual expresa una parte de esta información desde la  infancia.

De adultos, aplicando la conciencia de unidad, podemos revisar qué nos refleja cada integrante de la familia. Al hacerlo estaremos recuperando una parte de nosotros mismos, que rechazamos o juzgamos. 

Por ejemplo, si soy el hijo que tomó el rol de unir a la familia, juzgaré al que se permite mostrar su desacuerdo o alejarse de ella. En tanto, el que critico me está enseñando con sus actos lo que necesito aplicar en mi vida (por ejemplo, pensar más en mí mismo y no tanto en los demás).

Si me identifico con él/ la que quiere hacer todo diferente a la familia, juzgaré al que acepte a mis padres como son. 

Precisamente, a fuerza de rechazar a mis padres tampoco me permito integrar sus virtudes y ello impide mi crecimiento. La falta de empatía hacia ellos puede mostrarse en una gran autoexigencia hacia mí mismo.

No se trata de juzgar nuestras elecciones, sino de ser conscientes de ellas. A mayor conciencia, mayor es la libertad que tenemos. Quizás afuera todo siga igual, pero nosotros ya no seremos los mismos.

Conocerme me permite elegir conscientemente

Gracias a que tenemos muchos espejos en forma de familia, amigos y otras relaciones, podemos conocer diferentes aspectos de nuestra identidad. La conciencia de unidad nos permite comprender que las dos caras de una moneda hablan de uno mismo. 

Así, dejamos de buscar culpables y nos responsabilizamos de nuestras vidas. Por ello, en la medida que comprendemos que lo que damos a los demás nos lo damos a nosotros mismos, viviremos como una unidad. 

En otras palabras, lo que sembremos, cosecharemos. 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

En este podcast, Enric Corbera invita a reflexionar acerca de los beneficios de aplicar la conciencia de unidad en nuestra vida. ¿Reconoces las facetas que rechazas de tí mismo y proyectas en tus relaciones?

En este video David Corbera habla acerca de cómo el desarrollo de la personalidad está directamente ligado a nuestras relaciones. ¿Qué cualidades observas en tu pareja que te gustaría desarrollar en ti mismo/a?

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