Nuestro niño interior: qué lecciones y oportunidades nos trae para el futuro

06 diciembre 2023

El «niño interior» es una idea que nos invita a sanar las heridas del pasado para forjar un presente y un futuro más plenos. 

A medida que crecemos y nos hacemos adultos, en nuestro interior permanece ese niño, esa niña que fuimos. Olvidar esta realidad nos impide atender las heridas pasadas y recuperar los dones que residen en esa parte fundamental de nosotros mismos.

Aunque algunas personas creen no recordar su infancia, el inconsciente guarda cada experiencia vivida. Por tanto, reconocer y abrazar a ese niño interior puede ser una poderosa herramienta para la transformación personal.

¿Qué aprendizajes y tesoros traemos de ese pasado? Reflexionar sobre estas experiencias nos brinda la oportunidad de sanar, crecer y transformarnos, allanando el camino hacia una vida más auténtica y significativa.

 

Cómo reinterpretar las experiencias de nuestro niño interior

Las experiencias que nuestro niño interior no supo manejar por falta de recursos y que vivió con estrés, se acabarán manifestando en nuestra edad adulta en forma de conflictos. 

¿Cómo podemos saber cuándo es él/ella quién está respondiendo emocionalmente en lugar de nuestro ”yo” adulto?

Por ejemplo, las situaciones que nos cuesta gestionar o en las que sin haber un motivo aparente reaccionamos de forma desmedida, nos pueden estar mostrando heridas no sanadas. 

Suelen ser reacciones automáticas que pueden ser perjudiciales y que no entendemos cómo no podemos cambiar. Es como si entrásemos en una hipnosis y realmente es así, porque nuestro cerebro se remonta al pasado y reacciona como si estuviésemos ahí como un niño o niña sin recursos. 

Si bien de pequeños no tenemos las habilidades emocionales necesarias para responder ante ellas, de mayores podemos comprenderlas y trascenderlas. Tal vez sintamos miedo de averiguar qué esconden, pero hacerlo, sin duda, nos liberará del peso que implica cargarlas.

 

niño interior

 

Expresar nuestras emociones para darles un nuevo sentido

Las emociones son el vehículo que nos permite conectar nuestro presente con sucesos que experimentamos en nuestra infancia. 

Puedo estar en el trabajo, una compañera me llama por mi nombre en tono algo alto y me invade una tristeza o enojo, quedándome paralizado/a. Si busco la raíz de esa emoción, tal vez reconozca a mi madre en mi infancia hablándome fuerte cuando estaba enfadada.

Hasta no comprender su origen tal vez no podamos evitar esta primera reacción. Al contrario, permitirnos sentir esa emoción, sin rechazarla ni juzgarla, será lo que nos ayude a reconocerlo. Acoger ese sentimiento y plantearnos qué nos está mostrando y qué podemos aprender de él será la mejor forma de afrontarlo que podemos elegir como adultos para darle otro sentido.

 

 

Madurar emocionalmente significa aprovechar las circunstancias que ha vivido nuestro niño interior (y que no podemos cambiar) para hacer conscientes los patrones emocionales que nos siguen afectando. La vida nos da nuevas oportunidades para liberarnos de la carga emocional que conlleva la vivencia dolorosa y avanzar hacia un mayor bienestar.

 

“El trauma no se trata de lo que nos pasó, sino de cómo nuestro cuerpo y nuestra mente reaccionaron y aún reaccionan a ello.”

Peter Levine

 

El conflicto de hoy nos ayuda a sanar a nuestro niño interior

Nuestras dificultades, en realidad, no son un problema, sino una solución a un desequilibrio y falta de coherencia interna. Y hasta que no nos cuestionemos nuestra responsabilidad en la forma en la que respondemos ante ellos, es probable que se nos repitan.

Si me cuesta hablar ante un grupo de personas y, cuando lo hago, siento un estrés excesivo, puede que en mi infancia mis padres no me permitieran opinar o incluso me golpeaban cuando intervenía en conversaciones de adultos. O mi padre desaprobaba que mi madre hablase en las reuniones. 

Por todo esto, mi respuesta actual es aprendida, automática e inadecuada, ya que proviene de una realidad pasada, de una necesidad infantil: protegerme del castigo y la desaprobación.

Observar mi comportamiento sin juicio me dará el poder de actuar con más libertad y tener relaciones más sanas.

Nuestro niño interior siempre nos acompañará, lo queramos o no. Es decisión nuestra seguir sintiéndonos víctimas de lo que ese niño sufrió o aceptarnos y elegir quién queremos ser en relación a lo que nos sucedió.

 

 

Transformar nuestras heridas en un don y compartirlo con el mundo

Las circunstancias que nuestro niño interior vivió como negativas se pueden acabar convirtiendo en nuestro mayor don. De hecho, es una solución que da nuestro inconsciente a aquello que no supimos gestionar.

Sin ir más lejos, Enric Corbera, fundador de este instituto y del método de la Bioneuroemoción, es un gran ejemplo de superación y aceptación. Siendo el mayor de diez hermanos, vivió una infancia en la que “mi madre nunca me abrazó y mi papá estaba siempre trabajando”, según relata. Hoy en día se dedica a motivar a las personas a encontrar la libertad emocional en su interior.

Enric, quién de niño tuvo una gran dificultad para aprender a leer, después de haber escrito más de 20 libros dice: “Aspiro a que los seres humanos logremos trascender nuestras limitaciones, expresemos nuestro poder y logremos vivir con plena armonía y paz emocional”.

Sin duda él ha sabido superar las inevitables adversidades de la vida y utilizarlas como impulso para transformar sus dragones en amor, el que ha sabido ver en sí mismo para mostrarlo al resto del mundo.

Todos tenemos una historia personal y familiar con diversas dificultades o conflictos, pero nos debemos a nosotros mismos cumplir nuestros sueños sin renunciar a lo que fuimos

 

 

Comprender a nuestros padres y nuestra historia familiar

Nuestras cicatrices llevan consigo las heridas de nuestros padres y de las generaciones que les precedieron. Estas marcas emocionales a veces nos hacen vivir las mismas situaciones por las que pasaron para que podamos actuar de forma distinta. 

Podemos honrar sus vidas y lo que no pudieron hacer distinto, haciéndolo nosotros. De este modo nuestro sistema familiar evoluciona.

Por ejemplo, si en mi familia las mujeres han tenido que criar solas a sus hijos porque sus maridos estaban ausentes física o emocionalmente, yo puedo estar repitiendo esta información y encontrarme con parejas que no quieren comprometerse. O tal vez busque a alguien que esté presente en exceso debido a mi miedo a que también me abandone.

Mirar atrás nos facilitará la comprensión, pero después hay que mirar el presente, desde donde tenemos el poder de retomar nuestras vidas libremente. No somos nuestra historia, sino lo que decidimos hacer con ella para reescribirla desde una nueva percepción y mayor conciencia.

 

«Es importante aprender de nuestras experiencias pasadas, pero no vivir en ellas.»

Jeffrey Young 

 

Comprender el origen para lograr un cambio de percepción

Los ritos con el niño interior, las visualizaciones, las meditaciones y los mantras, entre otras herramientas, pueden ser muy útiles. Pero solo serán realmente transformadoras al comprender por qué estábamos actuando y sintiendo así. 

Esta integración tendrá un efecto en nuestra forma de percibir lo que sucedió y, en consecuencia, en nuestra manera de ver y experimentar lo que estamos viviendo actualmente.

Desde la aceptación y agradecimiento a quienes nos dieron la vida podremos desarrollar una nueva forma de vivirla sin culpa ni resentimiento. Sabemos que está en nuestras manos la llave de la puerta a una vida más plena y significativa.

 

 

Renacer con el amor hacia nuestro niño interior

El niño, la niña que un día fuimos seguirá latente en nuestro interior a lo largo de nuestra vida.

Las dificultades de nuestra infancia tal vez nos hicieron perder la inocencia, pero verlas de otro modo es permitir a esa parte infantil de nosotros mismos seguir jugando y experimentando la vida desde una visión que no juzga y que se abre a todas las posibilidades

Podemos recuperar las ilusiones, la creatividad y la autoconfianza que teníamos de niños/as para reconocer y conectar con nuestra verdadera esencia.

No hay sucesos buenos ni malos. Aceptar nuestro pasado es bendecir las experiencias que no pudimos gestionar en nuestra infancia y transformarlas en sabiduría y plenitud haciendo que ese niño, esa niña, renazca en nuestro interior.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

En este podcast, Enric Corbera explica cómo, a pesar de la información que heredamos y las experiencias negativas, tenemos el poder de transformarlas para aportar al mundo el don que poseemos. 

 

En esta charla, Enric Corbera insiste en que, a pesar de las experiencias adversas de nuestra vida, siempre podemos elegir vivirlas con gratitud y compasión hacia nosotros mismos.

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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