Rafa Guerrero y la educación de nuestros hijos: vínculos, heridas y reparación emocional

30 octubre 2025

En este episodio del pódcast Destellos de Sabiduría, David Corbera y Sara Pallarès dialogan con el psicólogo y experto en educación Rafa Guerrero. El encuentro gira en torno a una idea sencilla y profunda: la educación no consiste en corregir, sino en comprender.

A través de su mirada, la infancia de los hijos se revela como un espejo donde los adultos pueden reconocerse y sanar.

 

La educación como espejo emocional

David abre la charla señalando que muchas veces los padres buscan hacerlo bien sin detenerse a observar qué tipo de vínculo están construyendo. Sara coincide y añade que educar es, en realidad, aprender a mirar con conciencia.

Guerrero devuelve la conversación al origen: el papel del adulto como transmisor inconsciente de su propio mundo interior.

“Mamá y papá hacen lo que pueden. Todos nuestros vacíos, todas nuestras carencias y por supuesto todas nuestras fortalezas se transmiten a nuestros niños. Todo esto es transgeneracional. Lo bueno, lo malo y lo regular.”

Para él, comprender la educación requiere reconocer la herencia emocional que habita en cada familia. Este legado se expresa en gestos cotidianos: en la forma en que se mira, se toca o se habla.

 

El apego: la mirada que sostiene

David introduce la noción de apego como un elemento central en el desarrollo. Rafa aclara que el apego no es un método, sino un tipo de vínculo profundamente humano.

“El apego es ese vínculo especial que se produce entre el chiquitín que es muy frágil y vulnerable, con alguien que tiene la capacidad de conectar y dar respuesta.”

Y detalla los tres pilares fundamentales: “La manera en la que miramos a nuestros hijos, el tono de voz que utilizamos y el tacto son tres características fundamentales del apego seguro. Tenemos la capacidad de calmar con nuestras manos, con nuestra mirada, con nuestro tono de voz.”

 

Destellos 23 Rafa Guerrero

 

Presencia frente a la carencia: el falso consuelo del consumo

Sara reflexiona sobre la dificultad de sostener esa presencia emocional en el mundo actual. Rafa coincide y apunta a una de las principales confusiones contemporáneas:

“Sabemos que estas carencias emocionales no se pueden cubrir de otra manera que estando presentes. Tratamos de rellenar necesidades emocionales con cuestiones materiales. Son maneras inconscientes de tratar de compensar.”

 

El costo emocional de no estar

La conversación deriva en un punto de inflexión: cuando el adulto sustituye presencia por consumo, el niño aprende que el amor se mide por lo que se da, no por cómo se está.

Rafa lo resume así: “No podemos sustituir el cariño que necesita mi hijo con comprarle las zapatillas de Cristiano Ronaldo. Eso no funciona así.”

Sara comenta que observa padres físicamente presentes, pero emocionalmente ausentes. Rafa asiente y agrega que esa distancia interior genera una sensación de soledad temprana que luego se repite en las relaciones adultas.

 

Destellos 23 Rafa Guerrero

 

Del síntoma al sentido

Sara plantea que hoy muchos comportamientos infantiles se interpretan como problemas. Guerrero responde con firmeza:

“El abandono emocional es una de las pandemias más terroríficas que tienen nuestros niños. Estamos tan centrados en la conducta, en el boletín de notas, que nos olvidamos de lo que hay debajo de la punta del iceberg.

Lo que hay debajo son los traumas, los miedos, las necesidades no cubiertas. La pregunta no es ‘qué te pasa’, sino ‘qué te pasó’.”

Su invitación es mirar más allá del síntoma para descubrir el mensaje que hay detrás. Cada comportamiento, explica, expresa algo del entorno que lo rodea.

 

El entorno también educa

David comenta que, en muchas ocasiones, los profesionales se centran únicamente en el niño. Rafa amplía la mirada: “Tan importante es trabajar con el menor como con el entorno. Si no, la mesa se cae.”

Explica que no hay verdadera mejora si no se transforma el sistema familiar en el que el niño está inmerso: “Un niño que tiene rabietas es un niño que te quiere comunicar algo. La manera más adaptativa que tiene es llamar tu atención.”

Y concluye con una idea que atraviesa toda su propuesta: “Cambiar el entorno es fundamental. No se puede trabajar solo con el niño si el sistema familiar no cambia.”

 

Destellos 23 Rafa Guerrero

 

Padres y madres: de la culpa a la responsabilidad

Sara observa que muchos padres viven desde la culpa cuando sus hijos presentan dificultades.

Rafa propone un cambio de enfoque: “Cuando veo algo en mis hijos, lo primero que me pregunto es: ¿qué me está sucediendo a mí o qué está pasando en casa?” Esa pregunta marca la diferencia entre culpabilizarse y responsabilizarse.

“El diagnóstico tiene un peligro muy grande: nos hace perder de vista al niño. Y hay que pasar del juicio a la comprensión.” Reconocer la propia influencia no significa asumir la culpa, sino abrir la posibilidad de transformar el vínculo desde la conciencia.

 

El peligro de las etiquetas

Rafa Guerrero se muestra crítico con la tendencia a definir al niño por sus síntomas.

El peligro de las etiquetas es que pueden hacer invisible al paciente. Cuando das un diagnóstico, los padres se relajan porque ya tiene un nombre.” Cada etiqueta, dice, puede convertirse en una barrera para el crecimiento.

“No hay talla única: cada niño es único, cada contexto distinto.” Para él, educar es mirar al ser detrás del comportamiento, sin reducirlo a una categoría.

 

Destellos 23 Rafa Guerrero

 

La sobreprotección: el miedo que controla

David menciona la confusión habitual entre cuidado y control. Rafa explica que el miedo suele disfrazarse de amor: “Yo te sobreprotejo porque estoy muerto de miedo. La sobreprotección no surge de la empatía, sino del miedo del adulto.”

A veces, señala, el adulto no busca proteger al hijo, sino evitar su propio dolor. “El papá sobreprotector no conecta con su hijo, conecta consigo mismo. No permitimos el error, no permitimos el choque, y ese es un problema adulto.”

El amor maduro, en cambio, permite la experiencia y la autonomía.

 

Los choques son parte del vínculo

Rafa invita a entender los conflictos como parte inevitable del crecimiento. “El choque en una relación es inevitable, y eso es lo sano.”

Y añade con una frase que resume la naturaleza del vínculo humano: “El precio que pagamos por ser una especie que se vincula se llama duelo.”

Sara asiente: aceptar el conflicto es aceptar la vida. Solo cuando el adulto se permite sentir, el niño aprende a hacerlo también.

 

Reparar siempre es posible

En la parte final de este encuentro, David comenta que muchos padres se sienten paralizados por la culpa.

Rafa los anima a actuar desde la comprensión. “Siempre estamos a tiempo de reparar la relación con nuestros hijos.”

Esa reparación, dice, comienza por reconocer los propios límites y pedir perdón: “El poder de sanar está en pedir perdón.”

 

Educar para sanar

El reconocido educador utiliza una imagen sencilla para describir la transmisión emocional:

“Estamos descargando en nuestros hijos una aplicación llamada empatía. La capacidad de sentir emociones es gratuita; la de desarrollar inteligencia emocional es de pago: requiere tiempo y presencia.”

Deja una última reflexión: “Hay que pasar de los tips a la conciencia.”

Porque, concluye, la educación no se trata de hacer más, sino de estar más: de transformar el sistema emocional que los niños heredan y, con ello, permitir que cada generación viva con mayor coherencia y amor.

 

 

Este artículo es solo una breve parte de la conversación con Rafa Guerrero de David Corbera y Sara Pallarès -director académico y CEO, respectivamente, de Enric Corbera Institute- en el pódcast “Destellos de Sabiduría”. Puedes ver o escuchar el episodio completo “Nunca es tarde para sanar el vínculo con tus hijos”, aquí:

 

 

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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