¿Realmente sabes cómo te sientes? Describir mejor tus emociones puede transformarte

12 marzo 2024

¿Alguna vez te has sentido incapaz de reconocer con claridad tus emociones y te has quedado sin palabras para expresar lo que sentías? 

En este artículo, vamos a explorar la idea de la granularidad emocional: aprender a identificar y nombrar nuestras emociones para fortalecer nuestra resiliencia, mejorar nuestras relaciones y cultivar una mayor empatía hacia nosotros mismos y los demás.

 

La persona que soy y que desconozco

Observar nuestras emociones y reacciones nos brinda una comprensión más profunda de cómo somos, aunque no es suficiente: es necesario permitirnos sentir y abrazar nuestros estados emocionales, sin reprimirlos.

Cada vez que evitamos entrar en contacto con nuestras emociones y sentimientos nos alejamos de nosotros mismos. 

 

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Granularidad emocional: describir en detalle lo que sentimos

Aquellos que pueden describir con mayor exactitud cómo se sienten, también son capaces de experimentar “emociones a medida” para cada situación. Es la conclusión de la psicóloga Lisa Feldman Barrett tras estudiar las experiencias emocionales de cientos de personas durante meses. 

Dicha cualidad se llama granularidad emocional y describe la habilidad de identificar con precisión las emociones propias. Distinguir, por ejemplo, entre sentirse molesto, enojado, ofendido o ansioso, y ser capaz de describir con minuciosidad el concepto que encierra cada palabra.

En esa línea, el psicólogo Manuel Martínez Pons sostiene que no solo las emociones intensas o situaciones traumáticas necesitan ser procesadas emocionalmente, sino que es beneficioso para cualquier emoción. 

 

Las emociones nos ayudan a conocernos

La conexión emocional que buscamos en el mundo, tiene que comenzar con nosotros mismos. Si pensamos en las emociones como una guía, como un sensor que nos indica el camino a transitar, no desatenderíamos lo que sentimos.

Lo que pasa es que, cuando experimentamos incomodidad, en lugar de explorar sin prejuicios nuestros sentimientos, los solemos justificar desde la razón. O nos ponemos una máscara social que impide que ahondemos en lo que nos sucede.

 

«El corazón tiene razones que la razón no entiende»

Jacques Benigne Bossuel

 

Buscar su raíz y utilizar las emociones a nuestro favor

Nuestra forma de interpretar y reaccionar al mundo se origina en nuestras creencias y memoria emocional. Hemos aprendido de niños a rechazar y reprimir ciertas emociones por lo que, de adultos, no nos permitimos sentir lo que sentimos.  

Si creo que es “miedo a hablar en público” lo que siento cada vez que tengo que dirigirme a un grupo, puedo ponerle más nombres a esa emoción ya que el miedo siempre es a alguien o a algo. ¿Temo sentirme humillado/a como ante mis compañeros burlones de la primaria? ¿Mi padre me gritaba cada vez que tomaba coraje para pedirle algo? 

Cuando aprendemos a reconocer cómo nos sentimos y logramos “diseccionar” esa emoción desde su origen podemos atender de forma más precisa lo que realmente necesitamos

En consecuencia, nos permite pensar con más claridad y tomar decisiones más coherentes cuando enfrentamos situaciones emocionales complicadas. Esta es la clave, que no nos domine la emoción sino ponerla a nuestro servicio. 

 

emociones

 

Reconocer a qué responden nuestras emociones. Ejemplos

Ante una misma situación dos personas pueden reaccionar de formas completamente distintas porque sus emociones responden a condicionamientos y necesidades diferentes

Dos mujeres reciben un ascenso que implica mayor remuneración y más responsabilidades.

Una de ellas experimenta alegría. La granularidad emocional le permitiría ver que esta respuesta emocional refleja la satisfacción de su necesidad de reconocimiento o de crecimiento personal. Reconocerlo le dará mayor satisfacción aún.

La otra mujer, aunque siente cierta alegría por la oportunidad, en el fondo no termina de sentirse bien. Si en vez de ignorar esta respuesta emocional, la atiende, descubrirá un profundo miedo por una necesidad no satisfecha de seguridad emocional. 

Aunque el ascenso parece un cambio positivo, también puede representar un gran desafío en su vida. Al reconocer lo que realmente siente, puede expresarlo y buscar formas de satisfacer su necesidad de seguridad.  

Este ejercicio permite reconocer que la emoción no es solo por el ascenso laboral, sino que describe emociones más profundas

 

«El verdadero secreto de la felicidad reside en la capacidad que tenemos de expresarla en palabras, en la habilidad para dar sentido a las emociones por medio del lenguaje.»

Amalia Creus

 

Cuanto más describimos, mejor nos sentimos

El psicólogo estadunidense Marshall Rosenberg hacía referencia a la expresión verbal de nuestras emociones en su libro La comunicación no violenta, cuando dijo: “El repertorio de adjetivos que aplicamos a las personas suele ser más amplio que el vocabulario del que disponemos para describir con claridad nuestros estados de ánimo”.

A medida que ampliamos nuestro lenguaje emocional, también desarrollamos nuestra inteligencia emocional. Esa autoconciencia es fundamental para el equilibrio de nuestro sistema, para vivir en coherencia y armonía. Y “quizás, signifique también más salud”, como dijo Antonio Damasio.

 

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El cuerpo reclama cuando no atendemos las emociones

Ya en 1967, en su libro La investigación psicosomática: siete observaciones clínicas, Pierre Marty y Michel de M’Uzan hablaron de la alexitimia. Este concepto describe la dificultad para expresar e identificar las emociones y su impacto en la salud física. 

Ellos y varios autores consideran que las personas con alexitimia son propensas a las somatizaciones. Es decir, se observa que la enfermedad es un medio de expresión emocional cuando la persona no puede hacer frente a lo que siente.

 

Diferenciar las emociones para escribir una nueva historia

Desde la mirada de la Bioneuroemoción cada emoción lleva consigo una información que habla de cómo interpretamos nuestro mundo. Y nos permite reconectar de forma más precisa con otras experiencias donde vivimos emociones y situaciones similares.

Ampliar nuestro lenguaje emocional es ampliar nuestra conciencia y nuestra autonomía. Para ello es indispensable aceptar lo que sentimos, es decir, evitar el juicio ante la propia experiencia emocional.

Tomar responsabilidad de nuestro estado emocional es el primer paso para comprender para qué repetimos las mismas vivencias. Y nos permite pasar a la acción para transformarlas.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

Enric Corbera analiza las diversas formas de adicción emocional que se manifiestan en relaciones tóxicas. ¿En qué momento de tu vida mantuviste relaciones basadas en el miedo y la necesidad?

 

En este video, David Corbera nos brinda herramientas para restaurar nuestro equilibrio emocional cuando atravesamos una crisis. ¿Reconoces qué emociones sueles reprimir ante un conflicto?

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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