Las investigaciones de Bluma Zeigarnik demostraron experimentalmente la relación de la memoria con las tareas inconclusas. Usaba como ejemplo un camarero capaz de recordar listas de incluso 20 ítems para, tras haber realizado su tarea, olvidarlo inmediatamente. Sin embargo, todos hemos podido experimentar cómo cuando tenemos alguna tarea pendiente sin finalizar ocupa mucho de nuestro espacio mental; procastrinamos, nos sentimos culpables, presionados, viene continuamente a nuestros pensamientos… hasta que finalmente, después de realizarla, la borramos de nuestra memoria.
Este efecto, si lo aplicamos a nuestra forma de gestionar las situaciones que experimentamos, nos lleva a la siguiente conclusión: todo aquello que no hemos concluido y que no hemos sabido “solucionar” sigue ocupando un espacio en nuestra memoria y se manifiesta en nuestro presente, independientemente del espacio temporal donde se generó.
La emoción es parecida a una máquina del tiempo. Es el elemento que nos permite viajar al pasado y revivir una experiencia como si estuviera ocurriendo en el presente. Solamente recordamos lo que nos emociona y, así, vamos confeccionando nuestra memoria que, a su vez, determina cómo interpretamos las experiencias que nos ocurren en cada momento.
Cuando estamos ante una situación que es parecida a otras anteriores que fueron desagradables o aversivas para nosotros, nuestra tendencia será reaccionar emocionalmente de la misma forma. Así, lo que llamamos presente es la vivencia de nuestro pasado.
Por eso es tan efectivo viajar mentalmente al pasado y reinterpretar los recuerdos desagradables mediante el cambio de emoción. Cuando cambiamos la emoción asociada a una experiencia, no solamente transformamos dicha experiencia, transformamos también todas las experiencias parecidas y todas las que hay por venir. De esta manera, nos liberamos del pasado y proyectamos un nuevo futuro al que, más tarde, llamaremos presente.
Según Nassim Haramein, no existe el espacio-tiempo, sino el espacio-memoria. En sus obras, explica que el tiempo es un concepto que no existe si no hay memoria, y que la memoria es lo que crea el concepto del tiempo, pues el hecho de recordar el momento anterior, crea el concepto de algún tipo de progresión lineal del tiempo.
“Ya que el tiempo es distancia en el espacio, el tiempo es memoria en la estructura del espacio. Sin memoria no hay tiempo. Sin tiempo, no hay memoria. Por lo tanto, la energía que percibimos como el mundo material debe ser información, o energía en la estructura del espacio”.
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