Experiencias cercanas a la muerte: donde la conciencia y ciencia se encuentran

18 diciembre 2025

Hay conversaciones que invitan a detenerse y mirar con honestidad lo que solemos dar por sentado. Cuando David y Sara reciben a Álex Gómez-Marín —físico de formación, neurobiólogo y uno de los investigadores más interesantes del panorama actual— surge enseguida esa sensación de apertura.

A partir de sus experiencias cercanas a la muerte, su trayectoria encarna un puente poco habitual: la unión entre conciencia y ciencia, dos términos que, lejos de excluirse, se necesitan para comprender en profundidad la experiencia humana.

Álex llega al pódcast Destellos de Sabiduría con una humildad sorprendente para alguien que ha transitado disciplinas tan distintas. Habla de su recorrido científico sin solemnidad, más bien como quien reconoce que cada paso, incluso los más técnicos, le abrió preguntas que no esperaba.

Para David y Sara, esta forma de mirar encaja con una inquietud esencial: «A veces sentimos que la ciencia se queda corta para explicar lo que nos pasa por dentro, y eso también merece ser atendido», apunta Sara.

¿Cómo integrar el rigor del conocimiento con la subjetividad que da sentido a la vida?

 

Destellos 30 Alex Gómez

 

Una búsqueda que une dos mundos

Hay trayectorias personales que funcionan como metáforas vivas. La de Álex es una de ellas: empezó estudiando física teórica, sin embargo, con los años, aquella certeza se volvió insuficiente. David y Sara reconocen ese tránsito como un fenómeno común: llega un momento en que la precisión de los conceptos no alcanza para responder a las preguntas esenciales de la vida.

«Todos, en algún momento, descubrimos que nuestras certezas no alcanzan para sostenernos», reflexiona David, resumiendo ese cambio interior.

Álex explica su propia experiencia: «Yo venía de la física teórica, de un mundo muy abstracto, con ecuaciones muy bellas, pero me faltaba la complejidad y la riqueza del fenómeno de la vida. Fue entonces cuando di un salto a la neurobiología. Ese cambio fue duro.»

 

El gesto de abrirse a lo que no cabe

Este desplazamiento no fue únicamente académico. Supuso, sobre todo, un giro interno: reconocer que el marco previo no abarcaba todo lo que la experiencia humana tenía que ofrecer.

Sara lo señala con suavidad: a menudo, cuando algo en la vida nos descoloca, solo tenemos dos opciones: negarlo o abrirnos a mirarlo de otro modo. «Y abrirse implica aceptar que lo que vivimos tiene algo que enseñarnos», añade.

«La ciencia es maravillosa, pero tiene límites. Es una forma de conocer, no la única. Y cuando la vida te trae algo que no cabe en ese marco, tienes que decidir si lo ignoras o si te abres a ampliarlo», afirma Álex.

Y eligió abrirse. Lo que empezó como una incomodidad teórica se convirtió en una disposición más profunda: estar dispuesto a cuestionar el propio mapa mental.

 

Experiencias cercanas a la muerte: de lo abstracto a la complejidad de la vida

En su tránsito hacia la neurobiología, Álex descubrió que estudiar sistemas vivos implicaba mirar de otra forma: no basta con describir, hay que comprender. Y esa comprensión exige reconocer la subjetividad como parte legítima del fenómeno.

Esto resuena con el enfoque de la Bioneuroemoción, donde entender cómo interpretamos lo que vivimos es clave para transformarnos. «Cada vez vemos más que la subjetividad es parte del dato», comenta David, destacando la importancia de integrar ambas dimensiones.

Con el tiempo, la pregunta por los procesos biológicos llevó a otra más grande: ¿qué es la conciencia? ¿Hasta qué punto nuestra experiencia interior puede explicarse solo con mecanismos físicos?

 

Destellos 30 Alex Gómez

 

Ciencia y conciencia: el pasaje de la abstracción a la experiencia

La experiencia práctica en laboratorios, hospitales y contextos clínicos permitió a Álex ver lo que los modelos reduccionistas no captan: la dimensión humana del sufrimiento y del sentido. Las personas no son sistemas cerrados; son historias vivas que interpretan lo que les ocurre a ellas mismas y a su sistema familiar.

Ese descubrimiento fue madurando hasta que un acontecimiento inesperado sacudió todo en este físico teórico.

 

Una experiencia cercana a la muerte que cambia la mirada

En un momento de su vida, Álex atravesó una experiencia cercana a la muerte. No lo cuenta para impresionar, sino porque fue el punto de inflexión que obligó a reordenar su comprensión del mundo.

David y Sara introducen el tema con sensibilidad: hay experiencias que no buscan ser demostradas, sino integradas. El valor no reside en su excepcionalidad, sino en lo que nos obligan a preguntarnos.

 

Ciencia y espiritualidad: un umbral que obliga a repensar

Álex describe esas vivencias, ocurrida en el tránsito de una grave enfermedad estomacal, con la misma franqueza con la que la enfrentó:

«Tuve unas experiencias cercanas a la muerte que no encajaban en mi marco previo. No fue una alucinación, no fue un sueño. Fue algo que me pasó, y la pregunta era: ¿qué hago con esto? ¿Cómo lo integro en mi vida y en mi labor como científico?

No podía simplemente tirarlo a la papelera. Tampoco quería convertirlo en una verdad absoluta. Tenía que entenderlo».

Ese “tenía que entenderlo” es el corazón del diálogo: cuando la experiencia desafía a la teoría, es la teoría la que debe abrirse.

 

Destellos 30 Alex Gómez

 

¿Qué es la conciencia?

A partir de estas experiencias cercanas a la muerte, surge una cuestión central: ¿cómo se relacionan la mente y el cerebro? Álex Gómez-Marín propone abordar esta pregunta, clásica y a la vez profundamente contemporánea, desde dos grandes perspectivas científicas.

Una sostiene que el cerebro produce la conciencia. La otra reconoce que la conciencia existe de forma más amplia y que el cerebro la filtra.

David señala que esta distinción no es filosófica, sino práctica: según lo que creamos sobre este vínculo, cambia la forma en que nos relacionamos con la enfermedad, el sufrimiento, la muerte y la posibilidad de transformación personal.

«Cuando cambia el mapa, cambia el modo en que caminamos la vida», resume David.

 

Productiva o permisiva: dos marcos, muchas implicaciones

En esa línea, Álex reconoce las limitaciones del modelo puramente productivo.

«Hay dos grandes teorías. Una dice que el cerebro produce la conciencia, como el hígado produce bilis. La otra dice que el cerebro filtra o modula una conciencia mayor.

Yo no digo que una sea correcta y la otra no, pero lo cierto es que la teoría productiva tiene dificultades enormes para explicar fenómenos humanos muy básicos. Y cuando tienes una experiencia que no encaja, la teoría permisiva te permite abrir preguntas sin tener que negarla».

Lo importante no es elegir una teoría, sino entender cómo condiciona nuestra manera de mirar la vida.

 

Destellos 30 Alex Gómez

 

Actualizar la mirada para comprendernos mejor

A partir de aquí, la conversación se vuelve práctica. Para Álex, integrar experiencias y conocimiento no consiste en abandonar la ciencia, sino en ampliarla para incluir la subjetividad.

«No podemos acompañar a nadie si no reconocemos su mundo interno», señala Sara, subrayando la importancia de cómo vemos nuestra propia vida.

Esta idea hace eco con la mirada de la Bioneuroemoción: comprendernos requiere abordar no solo lo que nos ocurre, sino cómo lo interpretamos. Sin esta doble mirada, falta algo esencial.

 

Un llamado a integrar experiencia y rigor

El neurocientífico utiliza una metáfora sencilla para expresar la necesidad de evolución en nuestras formas de comprender:

«La ciencia no necesita destruir su edificio, pero sí actualizar su software. No para hacerse espiritual ni para creer en lo que sea, sino para reconocer que la experiencia humana es más rica de lo que a veces queremos aceptar».

Es una invitación a unir mundos, no a contraponerlos.

 

Una invitación a mirarnos con honestidad

El diálogo termina con la sensación de que comprender la vida requiere integrar lo que sabemos con lo que vivimos. La conciencia y la ciencia pueden dialogar sin perder rigor, y la Bioneuroemoción recuerda precisamente eso: la importancia de ampliar la mirada, revisar nuestras creencias y acercarnos a la experiencia humana con mayor coherencia emocional.

La síntesis de Álex es sencilla y poderosa:

«La conciencia es un misterio, pero no un misterio irracional. Es un fenómeno real que merece ser estudiado con rigor, pero también con valentía.

No podemos reducir la experiencia humana solo a lo que podemos medir. Necesitamos marcos más amplios que incluyan todo lo que somos».

Es una invitación a convertir cada experiencia en una oportunidad para ampliar la conciencia, comprendernos mejor y asumir la responsabilidad de transformar nuestra manera de vivir.

 

 

Este artículo es solo una breve parte de la conversación con Álex Gómez-Marín de David Corbera y Sara Pallarès -director académico y CEO, respectivamente, de Enric Corbera Institute- en el pódcast “Destellos de Sabiduría”. Puedes ver o escuchar el episodio completo “Álex Gómez-Marín, el Físico que vio la muerte y desafió a la Ciencia”, aquí:

 

 

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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