En este podcast, Enric Corbera nos muestra cómo se manifiestan los programas heredados. Estos programas no se desarrollan únicamente en nuestra infancia: también surgen de las experiencias de nuestros ancestros y se transmiten de generación en generación
¿Qué información heredamos de la familia? En este vídeo, Enric Corbera responde varias preguntas vinculadas con las relaciones familiares.
En el ámbito de la biología, Darwin y Mendel definieron el siglo XIX a través de la evolución y la genética. En el siglo XX, Watson y Crick, con el descubrimiento de la secuencia de ADN, plantearon una comprensión funcional de cómo interactúan la genética y la evolución. En este siglo, el XXI, la Epigenética propone la deconstrucción de estos dogmas para reconstruirlos de una manera mucho más variada, compleja y humana. Las investigaciones epigenéticas revelan datos capaces de reescribir la comprensión de la genética, la enfermedad y la herencia.
Nessa Carey es doctora en Virología por la Universidad de Edimburgo y es profesora en el Imperial College de Londres. Paralelamente es directora de Ciencia de la Epigenética en una empresa líder de biotecnología en el Reino Unido. En su libro La Revolución Epigenética, define la epigenética como “el conjunto de modificaciones de nuestro material genético que cambia la manera en que nuestros genes se encienden y se apagan, sin alterar a los genes en sí mismos”.
Es decir, la epigenética ocurre “cuando un cambio en el ambiente tiene consecuencias biológicas que duran más que el evento que generó el cambio”.
En el libro describe un ejemplo que ilustra perfectamente el mecanismo epigenético. La Dra. Carey se centra en un episodio concreto de la historia: casi al final de la Segunda Guerra Mundial, ya se había realizado el desembarco de Normandía pero el ejército nazi seguía ocupando buena parte de los Países Bajos. En esos momentos, el nivel de hambruna ya era importante. Además, las últimas represalias de los alemanes consistieron en embargar todos los transportes de comida. Esta situación se agudizó entre noviembre de 1944 y mediados de 1945 y se conoce con el nombre de Hambruna Holandesa. Por si fuera poco, se agravó por unas condiciones climáticas de frío extremo en Europa Occidental. La gente comía hierba y bulbos de tulipán. Murieron miles de personas.
Los supervivientes eran un grupo bien definido y todos ellos habían vivido un periodo muy concreto de desnutrición. El excelente mantenimiento de los registros holandeses ha permitido seguir los efectos a largo plazo de la hambruna y sus resultados han sido sorprendentes. Uno de los primeros aspectos que se estudió, fue el efecto de la hambruna en el peso al nacer de los niños que habían estado en el útero durante ese periodo de tiempo “Si la madre había estado bien alimentada alrededor del momento de la concepción y desnutrida sólo durante los últimos meses de embarazo, su bebé tenía probabilidades de nacer con poco peso. Si, por el contrario, la madre sufrió desnutrición durante los primeros tres meses de embarazo era probable que el bebé tuviera un peso anormal”.
Hasta aquí el registro ofrece datos lógicos. Pero los epidemiólogos pudieron estudiar estos grupos de bebés durante décadas y encontraron que los bebés que nacieron pequeños, siguieron así toda su vida: podían comer lo que quisieran y nunca engordaban, “sus cuerpos nunca se recuperaron de los primeros tiempos de desnutrición”. En cambio, los niños que habían sido desnutridos solamente al principio del embarazo tenían índices de obesidad más altos de lo normal y otros problemas de salud añadidos. A pesar de que al nacer parecieron perfectamente sanos.
“Los eventos que tienen lugar en los tres primeros meses de gestación pueden afectar a un individuo para el resto de su vida”.
Y aún más: “algunos de estos efectos parecen estar presentes en los hijos de este grupo, es decir, en los nietos de las mujeres malnutridas durante los tres primeros meses de su embarazo”. Esto plantea la cuestión de cómo los efectos siguieron a las generaciones posteriores.
En Bioneuroemoción® sabemos que las experiencias vividas por nuestros antepasados se pueden expresar en nuestra biología en el presente, y que las emociones vividas durante la etapa de concepción, embarazo y los primeros meses de vida de una persona influyen en su forma de percibir y vivir en el mundo. La epigenética ofrece argumento científico a la búsqueda de la resonancia en el árbol genealógico de las experiencias traumáticas de nuestros antepasados. Somos la expresión de nuestros genes -genoma-, pero sobretodo, somos la expresión de nuestro epigenoma. De alguna forma, nuestras vidas son la expresión de estos programas; y cuanto antes tomemos conciencia de ello, antes tendremos las herramientas que nos permitirán ser dueños de nuestros destinos.
“Si los genes fuesen palabras sueltas, la epigenética representa los puntos, comas y demás signos de ortografía que nos permite entender una secuencia.”
Manel Esteller
© Enric Corbera Institute.
Me siento encantada de hacer este curso. De comenzar a comprender que el momento que vivo es solo una interpretación. Que soy responsable de las decisiones que tomo ante las situaciones de estrés que vivo cada día con mi padre y con mis hijos. Siento la necesidad de descubrir el aprendizaje en cada conflicto, buscando en mi interior, viendo mi reflejo en los demás y aceptando e integrando mi sombra. Mil gracias a Enric y todo el equipo por su gran labor y dedicación.
Este tema me ha hecho estar consciente de las emociones predominantes en mi y en mis hermanos y sus hijos. Mi abuelo paterno era agresivo y mi abuela materna depresiva. La emoción que predomina en mi familia es la agresividad, Yo he sido depresiva y una hermana es sumisa. La información q he obtenido en este curso ha sido de mucha ayuda. Gracias
que dificil es identificar creencias regidoras
como nieta de inmigrantes, floran en mi historia las siguientes
EL DINERO NO LO CAGAN LOS PERROS
NO TODO LO QUE RELUCE ES ORO
SANGRE SUDOR Y LAGRIMAS
MAS VALE PAJARO EN MANO QUE CIEN VOLANDO
dificil viajar ligero de equipaje con esta vaina….
Las costumbres y formas de relacionarnos en mi familia se han repetido de nuestros abuelos a nuestros padres, de nuestros padres a nosotros, sus hijos, y de nosotros a sus nietos, nuestros hijos. Conductas que se repiten, frases, anecdotas, que condicionaron nuestro desarrollo personal. Mirar la historia familiar, y reparar en sus experiencias, a través de la bioneuroemoción ha despertado un renacer de oportunidades en nuestros hijos. Falta mucho por aprender pero siento que avanzamos por el camino correcto.
El tema me permite enmarcar aun más las caraterísticas y conductas que una familia alcanza. Han sido la motivación que he tenido para comprender conductas y formas de crianza que mi familia llevó a cabo. Sus experiencias como inmigrantes, la necesidad de marcharse y establecerse en otro lugar, dejando a los afectos, hambrunas y necesidades vividas y los consiguientes sintomas que desarrollaron, pero también la protección, el cuidado que dieron a las siguientes generaciones. Algunas de esas formas son como sellos que seguimos imprimiendo.