Cuando confundimos el valor de la humildad con el rechazo a la grandeza, cuando preferimos ser humildes como excusa para no enfrentarnos a nuestros mayores retos, lo que estamos haciendo en realidad es impedir que desarrollemos nuestra mejor versión. Alcanzar nuestros sueños pasa por creernos capaces de conseguirlos y esto implica mostrar seguridad, confianza y autoridad en según qué situaciones.
Conjugar la humildad con la autoestima es el equilibrio ideal para poder desarrollar nuestro máximo potencial. Esto es precisamente a lo que se refería Marianne Williamson cuando afirmaba que “nuestro miedo más profundo es que somos excesivamente poderosos” y que “es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que más nos atemoriza”.
Vivimos en una sociedad que ensalza la discreción y la moderación como valores positivos. A menudo, esta creencia nos impide creer en nuestra valía.
Si además hemos nacido en un ambiente familiar en el que era mejor no destacar, es posible que nos convirtamos en personas cautelosas, incapaces de exponernos. Incluso en algunas circunstancias puede que, el hecho de querer ser «invisibles», responda a un comportamiento adaptativo e inconsciente.
Podemos observar muchas situaciones en nuestra infancia que se relacionan con esta actitud en la edad adulta: desde un niño al que continuamente lo castigan por no estarse quieto, hasta un ambiente familiar violento donde hacerse notar puede ser una razón para acabar siendo agredido. Este tipo de experiencias primigenias nos pueden predisponer a sentirnos más cómodos cuando nos mantenemos en un segundo plano.
Durante mucho tiempo nos hemos acostumbrado a nuestra forma de ser, producto de decisiones inconscientes. También están habituados a ello nuestra familia y nuestro entorno en general. La armonía del sistema familiar tiene relación con los acuerdos tácitos que se basan en el cumplimiento de los roles que cada miembro asume.
Si, por las circunstancias que sean, decidimos modificar nuestros hábitos y empezar a mostrarnos como somos, es probable que las personas con las que convivimos se resientan. Nuestro cambio obliga a los que nos rodean a plantearse la posibilidad de cambiar y eso es algo que, a veces, se recibe como un ataque.
Si empezamos a destacar y a comportarnos de un modo distinto al habitual, es posible que rompamos el equilibrio familiar.
A través del método de la Bioneuroemoción, planteamos que, para analizar en qué punto tenemos desarrollada nuestra valía, podemos prestar atención al tipo de conductas que llevamos a cabo diariamente: quizás tenemos una admiración muy exacerbada sobre las virtudes y las capacidades de alguien en particular o, tal vez, las personas de tu entorno más cercano suelen desanimarte cuando compartes con ellos tus metas personales.
Este tipo de dinámicas pueden relacionarse con un miedo inconsciente que nos lleva a desplazar en otras personas ciertas capacidades que no nos creemos capaces de sostener. Es muy cómodo pensar que no somos capaces de hacer algo y, de este modo, eludir la responsabilidad de afrontar nuestros miedos. Sin embargo, no debemos olvidar que siempre podemos aprovechar las experiencias que nos rodean para conocer aquellos aspectos propios que todavía están por desarrollar.
© Enric Corbera Institute.
en definitiva me encanta, verme ahora mismo, el avance que he tenido con respecto a mi forma de estar en el auto-complot al, no reconocerme en la >Valía personal , atreves de mi falta de Humildad, no me gustaba y me incomodaba reconocer mi propia grandeza, gracias por liberarnos de la oscuridad con tanta luz de conocimiento , juntos brillamos y hacemos que los demás se descubran y se reinventen gracias mil.
Hola: Acá asimilando todo este material para poder gestionar…mis dos temas pendientes. A mi criterio. El saber auto indagarme…y demás. ! Gracias!
Desde mi experiencia, el ponerme en un segundo plano tuvo que ver con un sentimiento de culpa y no merecimiento. Mi autoestima dañada por experiencias juzgadas como no dignas.
Asocié inconscientemente el gozo, el disfrute con la culpa. Resultado : mejor que no me vean, pasar desapercibida. La conciencia de comprender nuestras historias como experiencias sin juzgar simplemente como vías de crecimiento y aprendizaje nos liberan del bloqueo que no nos permite vivir como protagonistas de nuestra propia vida. El perdón por juzgarnos y no permitirnos es vital. Paz y prosperidad para todos. Por la libertad.
Desde hace tiempo he querido exponer mis artículos de manualidades que he elaborado, sin embargo tengo un miedo o pena al fracaso o desvalorización que lo he tenido hasta hoy estancado, también a veces pienso que no debo pensar de esa manera pero no se como autogestionar este conflicto.
Reflexiono e indago ,de mi miedo al fracaso para concretar proyectos .Puedo reconocerme capaz tenas y perseverante , pero no valoro mis capacidades me asusta la exposición , prefiero realizar el trabajo pero que se vea a otro delante mío. Estoy siempre dispuesta a dar y enseñar lo que se. Incluso gratis .
Eso me produce muchas frustración ya que no puedo o no he sido capaz de gestionar el cambio.
Hola, me hizo reflexionar claramente en mi forma de actuar repetitiva, cada vez que alguien me felicita por las cosas que hago, no lo reconozco como parte mía y por el contrario necesito minimizarlo y hacerme invisible, como quien mantiene cierta humildad, que ahora me doy cuenta que es la profunda desvalorización que siento y el miedo al éxito.
Gracias.
Leyendo y poniéndome en distintas circunstancias, me estoy dando cuenta que ahora mismo, estoy en ese segundo plano. Me siento no valorada y tampoco hago nada para cambiarlo, porque tengo «miedo», de ese que te dice «¿y si no funciona?» «y si apostás a eso y perdés?», me lo vivo preguntando y estoy varada, sin contar que también me di cuenta que muchas de las cosas que hice fue solo para validarme ante el resto, ya que no uso nada de lo que aprendí o estudié. Sigo estando en ese «segundo plano»