Cultivar en nuestro interior una visión más amplia y cercana hacia lo que ha sido nuestro padre y hacia lo que sigue representando en nuestra vida actual, nos permite recuperar recursos y cualidades para completarnos y sentirnos más plenos.
Nuestra intención con este artículo es dar un paso más hacia la recuperación de esta figura trascendental en nuestra vida. No de forma literal, sino en términos de restaurar su significado para cada uno de nosotros.
Un arquetipo es un patrón o símbolo que aparece en historias y culturas de todo el mundo. Representa roles y características universales que todos reconocemos. Un ejemplo es el arquetipo del “héroe” o el del «padre», entre muchos otros.
Al identificar estos arquetipos, podemos entender cómo ciertos temas y roles se repiten en las historias y en nuestra propia vida.
El arquetipo del padre simboliza la ley y la razón que establecen límites, y el espíritu, representando la conciencia. Asociado a la Patria, el viento, el cielo y el sol, encarna la autoridad y la jerarquía.
Es la típica figura del “Dios Padre” de la mayoría de las religiones. Este arquetipo también se manifiesta como el padre que protege y, a su vez, guía al hijo fuera del hogar hacia su propia vida.
Incluye figuras como el papá, el abuelo y el padrastro, y es crucial en el desarrollo psicológico, impulsando la diferenciación de la madre. Promueve creencias sobre confianza, abundancia y protección.
Cada arquetipo tiene aspectos opuestos o polaridades. En tal sentido, el arquetipo del padre integra diversas fuerzas psíquicas y sociales que parecen oponerse: ley, disciplina, autoridad, protección y amor.
Su integración podría observarse en ese maestro interno que nos ayuda a alcanzar objetivos.
Se expresa en dos facetas: el padre positivo, que nos impulsa con energía y afecto, proporcionando dirección y disciplina; y el padre de las sombras, caracterizado por ego, rigidez y autoritarismo.
La influencia del arquetipo del padre puede ser beneficiosa o perjudicial, dependiendo de varios factores. Los principales son nuestra experiencia con esta figura, la percepción que tenemos (influenciada en gran medida por la madre) y qué facetas se expresan en nuestra vida actual.
Robert Bly, poeta y activista estadounidense, es conocido por abordar en sus obras la masculinidad y el papel del padre, e invitar a acceder a los arquetipos positivos para alcanzar el crecimiento personal. Su libro «Iron John», que escribió desde una perspectiva jungiana, nos puede ser muy útil para comprender la manifestación de este modelo inconsciente en nuestra psique.
Explora el arquetipo del padre a través de Iron John, un personaje salvaje y primitivo que ofrece una visión no convencional del modelo paterno. Es una figura poderosa e indómita que vive en el bosque e, inicialmente, es percibida como una amenaza.
Esto simboliza la conexión de la energía masculina con las fuerzas instintivas de la naturaleza.
El protagonista es un joven príncipe que logra desarrollar habilidades esenciales al enfrentar los desafíos junto a Iron John. Este actúa como un mentor que lo guía hacia la madurez y el crecimiento personal.
Finalmente, el joven integra las cualidades salvajes de Iron John en su vida, reconciliándose con la parte más primitiva del arquetipo paterno y alcanzando una mayor comprensión de sí mismo.
“Los hijos comienzan amando a sus padres; al volverse mayores los juzgan; a veces los perdonan.”
Oscar Wilde
El escenario social que Bly describe en «Iron John» refleja una realidad en la que la figura paterna está ausente o debilitada. Esta ausencia en la vida diaria por razones laborales, divorcio o distanciamiento emocional, crea un vacío en la vida de los hijos, quienes no tienen un modelo masculino sólido o una guía paternal adecuada.
Por otra parte, la fragmentación familiar es un tema central, ya que la estructura tradicional de la familia se descompone por separaciones, divorcios y un estilo de vida acelerado. Ello impide una conexión profunda entre padres e hijos.
Asimismo, la cultura moderna desvaloriza las cualidades tradicionales del arquetipo padre, como la sabiduría, la protección y la orientación. Esto lleva a una desconexión entre las necesidades emocionales profundas de los jóvenes y los roles que los adultos pueden cumplir.
Bly destaca que la poca presencia de modelos masculinos que proporcionen estructura, orientación y apoyo a los hijos les puede generar confusión, inseguridad y dificultades para encontrar su lugar en el mundo.
Esto tiene un profundo impacto en el desarrollo y bienestar de las personas, creando una necesidad de reconectar con aspectos fundamentales del arquetipo padre.
El hecho de que la sociedad occidental sufra la ausencia del padre como figura de referencia nos plantea el desafío de restablecer el vínculo afectivo con lo que él representa para nosotros. Esto no será posible a nivel social y cultural, en tanto no se reconstruya en el interior de nosotros mismos.
Si, siendo adultos, percibimos que la figura que conservamos de nuestro padre en nuestro interior aún nos perjudica, estamos ante una invitación a autoindagarnos y resignificarla. Lo describe con franqueza Linda Leonard en su libro “La Mujer Herida: Sanar la relación padre-hija”:
“Tuve que mirarlo bien de cerca para intentar comprender su versión de la historia, sus aspiraciones y su desesperación. Ya no podía negar su existencia en mi vida como si yo pudiera escapar del todo al pasado y a su influencia. Ni tampoco podía culparlo por todos mis problemas.”
Al rechazar lo negativo de papá, también excluimos sus cualidades positivas, y con ello, nuestro propio poder. Al final, la redención del padre implica reformar la parte masculina interior que llevamos tanto hombres como mujeres.
La ausencia de atributos que esperaríamos de él, como su bondad, su generosidad, su implicación, su determinación, su fortaleza o su capacidad de resolución, tienen consecuencias muy significativas en nuestro ámbito emocional y en las relaciones que establecemos en la edad adulta.
Pero esto no lo resolvemos culpándolo a él o a todos los hombres, sino reconstituyendo el arquetipo padre a través de nutrir esas cualidades de la energía masculina que cada uno poseemos.
¿Qué juzgas en tu padre? Por ejemplo, su agresividad ¿Cómo puedes transformar e integrar esta energía en ti? Si recuperas la determinación que venía con ese modo agresivo, podrás ejercerla en tu vida cuando tengas que liderar a un equipo, educar a tus hijos, poner límites o tomar decisiones importantes.
Es urgente empezar a constituir en nuestro interior una visión diferente del padre a través de un esfuerzo voluntario y consciente.
Es que si no somos capaces de cambiar esa percepción sobre nuestro padre, nos seguiremos encontrando con hombres que refuercen el juicio que tenemos establecido en nuestro interior.
Solamente cuando cada uno de nosotros transformemos la relación que tengamos en nuestro interior con nuestro padre biológico o adoptivo (o el referente que hayamos tenido) podremos encontrarnos con referentes masculinos diferentes en nuestra vida.
Sobre todo, daremos lugar a la manifestación de nuestra propia abundancia, fuerza y valentía para enfrentar las circunstancias que se nos presenten.
“Querido papá: comprender tus defectos e integrar tus cualidades me lleva a abrazarte por completo. Ahora puedo avanzar en mi vida y expresar lo mejor de mí mismo/a”.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:
En este pódcast, Enric Corbera habla de cómo nos condiciona la relación que establecemos con nuestros padres. ¿Te animas a trascender la herencia emocional que recibiste?
En este video David Corbera nos conduce a través de un proceso de exploración centrado en el arquetipo del padre y de su influencia en nuestra vida.
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