En esta ocasión, nos centraremos en las implicaciones que tiene la distancia física en la biología y en la psique, así como la relación entre ambas.
Proxemia: Dícese de la disciplina que estudia el efecto de las distancias físicas entre las personas en su proceso de comunicación; dentro de la interacción humana, la distancia es una forma más de comunicación. Hay diversos estudios, como los del antropólogo estadounidense Edward T. Hall, que ponen de manifiesto la importancia social y cultural de dicha distancia. Por ejemplo, descubrió que, dependiendo de la cultura, la distancia media variaba, el grado de afectividad o la intención de la relación comunicativa también influirán en la distancia que se mantendrá entre las personas. Clasificó la distancia interpersonal en varios niveles, íntima, personal, social y pública.
De estas investigaciones podemos inferir varias conclusiones:
1) Para la psique, la distancia física es un sistema de representación interno de la distancia emocional. Teniendo esto en cuenta, podemos asumir que el correcto uso de esta distancia tendrá influencia positiva en la gestión de un conflicto emocional.
2) La distancia es otra forma de comunicación. Si queremos ser responsables del mensaje que queremos transmitir cuando nos comunicamos, es indispensable que tengamos en cuenta la variable de la distancia. Este concepto servirá tanto para expresar con mayor precisión lo que queremos transmitir como para poder interpretar aquello que nos están comunicando.
3) Cuando hablamos de espacio personal también nos referimos al tono de la voz, la forma de mirar e incluso los gestos que usamos al comunicarnos. Podemos considerarlo distancia física ya que tiene una influencia directa en la percepción sensorial de la persona, todos estos factores deben ir acompasados con el grado de intimidad que queramos mostrar, así como la función comunicativa pretendida. Un desacompasamiento en algunos de estos niveles podría suponer una invasión del espacio personal o una sensación de ausencia. Por ejemplo: Mirar fijamente a los ojos a un desconocido puede hacer que se sienta invadido, en cambio, evitar la mirada de un ser amado puede crear una sensación de ausencia. Por lo que debemos aprender a gestionar nuestras distancias y nuestros silencios para desarrollarnos como adultos emocionales.
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