Muchas veces creemos que lo que vemos acerca de un hecho concreto es “la verdad” y lo llamamos realidad. Sin embargo, no somos conscientes de que nuestra percepción está limitada por filtros mentales que afectan la manera en que interpretamos al mundo y a nosotros mismos.
¿Podemos modificarla? En este artículo veremos cómo podemos intervenir este proceso cognitivo de selección e interpretación de estímulos sensoriales y mejorar nuestro bienestar.
“La percepción es una experiencia sensorial consciente que incluye la interpretación de las sensaciones que registran nuestros sentidos, dándoles un significado y organización.”
Matlin & Foley (1996)
Para poder percibir, los sentidos registran todo lo que sucede en nuestro entorno. Y nuestro cerebro analiza, organiza e interpreta toda esta información recibida.
Existen muchos factores que intervienen en el proceso de la percepción, como la cultura. Pero lo que tiene un impacto crucial es lo que nos enseñaron y vivimos cuando éramos pequeños, y nuestras experiencias siendo adultos, además de los valores y las expectativas personales.
Para nuestra supervivencia es fundamental interpretar cómo es el entorno que habitamos para saber cómo actuar en él. Por lo mismo, el objetivo de seleccionar y organizar las sensaciones busca satisfacer las necesidades individuales y colectivas del ser humano.
Varios estudios realizados sobre la percepción revelaron que, para conformar su realidad, el cerebro apenas utiliza el 5% de toda la información que llega a nuestros sentidos. La atención selecciona solo el 10% de esta mínima parte, lo que significa que, de una situación determinada, sólo podemos llegar a percibir de manera consciente un 0,5%.
Lo cierto es que tenemos acceso consciente a una cantidad de información muy limitada. Y, además, la filtramos. En base a esta reducidísima cantidad de información cada uno de nosotros interpreta su vida, toma sus decisiones y actúa.
“Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender y lo que entiendes, existen nueve posibilidades de no entenderse.”
Bernard Werber
Susana Martínez-Conde es una neurocientífica coruñesa afincada en Estados Unidos, donde dirige el laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Barrow. Ella explica que los trucos de magia dependen de la capacidad de canalización de la atención de los espectadores de cada mago.
“El mayor misterio de la magia está en nuestro cerebro”, sostiene. Es decir, nuestro cerebro procesa la información visual y construye la experiencia subjetiva a la que nosotros llamamos realidad. A Martínez-Conde le interesa el estudio de los trucos de magia porque afirma: “manipulan nuestra conciencia”.
¿Sabes en qué se basan nuestras ilusiones de percepción? ¿En qué pueden influir estos factores en tu día a día?
Los trucos buscan romper la relación normal causa-efecto. Por ejemplo, si el mago toca el conejo con la varita y éste desaparece, el espectador cree que la causa de la desaparición es el toque con la varita.
Del mismo modo, en nuestra vida estamos siempre infiriendo relaciones de causa-efecto que bloquean nuestra capacidad de ver más allá de las interpretaciones que hacemos.
Por ejemplo: “Mi madre no me abraza, por tanto no me quiere”, “Mi pareja no me ha dado un beso al llegar a casa, está enfadada conmigo”. En ambos casos, tomo un estímulo concreto y le doy un significado sin tener en cuenta otros factores que están influyendo en cada situación.
Por una parte, no sé lo que ha motivado a la otra persona y su intención. Por otra, estoy imponiendo mis propias creencias y aprendizajes acerca de lo que sucede, y ahí se encuentra la verdadera causa de lo que me genera conflicto.
La clave se encuentra en comprender cómo tenemos estructurada predictivamente nuestra percepción: no reaccionamos a lo que sucede, sino a nuestra interpretación y, por tanto, tenemos el poder de cambiarla.
Hasta hace poco se consideraba que la ilusión era un error de la percepción, pero estudios recientes demuestran que no son excepción sino regla. “La única realidad con la que convivimos de verdad es una simulación creada por nuestro cerebro que a veces coincide con lo real y a veces no”, revela Susana Martínez-Conde.
Más que percibir, generamos ilusiones ópticas, ya que reconocemos lo que vemos según la información que ya tenemos.
De hecho, existe un dato neuroanatómico muy significativo: las conexiones cerebrales que llevan información del cerebro a los ojos son mucho más numerosas y amplias que las conexiones de la retina y la pupila con el cerebro.
Es decir, en el proceso de nuestra percepción visual actúa más nuestro sistema de interpretación y reconocimiento que nuestros órganos sensoriales. Así, lo que vemos proviene principalmente de nuestra mente.
Nuestras experiencias siempre vendrán determinadas por nuestra forma de ver y entender la vida, por nuestras creencias y las de nuestro sistema familiar.
Para poder ver la realidad que nos rodea es fundamental, necesario y obligatorio tomar conciencia de nuestros procesos cognoscitivos y los filtros a través de los cuales percibimos.
Confiar y tomar por buena nuestra percepción es una forma de engañarnos que nos mantiene atados a bucles de comportamientos. Esto nos impide evolucionar y cambiar nuestra vida.
“Lo que vemos, oímos y sentimos se basa en lo que esperamos ver, oír y sentir.”
Susana Martínez-Conde
Hay una frase que dice: “Razonar es buscar razones para seguir pensando lo que ya pensaba”. Todas las formas de ver el mundo son funcionales y adaptativas si propician nuestro bienestar. Pero si no nos hacen ser felices cabría preguntarse: ¿en qué me sigo engañando para no ser feliz?
Comprender que aquello que vemos, nuestra percepción de una situación concreta, es apenas un pequeño fragmento de la realidad es el primer paso para ampliar nuestra forma de ver el mundo.
El desafío es convertirnos en observadores de nuestras experiencias cotidianas, de aquello que nos agrada y desagrada, así como de nuestras relaciones.
Reconocerlo sin juicio nos permite aprender de nuestras vivencias y transformar nuestra mirada a través de la comprensión y la compasión, para con los demás y con nosotros mismos.
La modificación de nuestra percepción nos lleva a experimentar un mundo distinto, no porque cambien las cosas afuera, sino porque tenemos una nueva interpretación de los hechos.
Si transformas tu manera de observar las situaciones, también cambiará cómo te sientes y tu manera de actuar. Surgirán posibilidades que antes no veías y esto se reflejará en tu manera de comunicarte y de relacionarte.
Como conclusión: No vemos las cosas como son, sino que vemos las cosas como somos. Ser conscientes de esto nos abre las puertas a construir y accionar coherentemente con la vida que queremos vivir.
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GRACIAS GENIOS EMPEZAMOS A DESPERTAR DEL SUEÑO ,ENRIC ME ADENTRO EN LA CURACIÓN QUE NECESITABA PARA VIVIR CON COHERENCIA , ME AYUDO A VERME Y CUESTIONARME ES SIN DUDA UNA DE LAS PERSONAS QUE MAS ME HA INFLUENCIADO .ESTOY MUY AGRADECIDA.
Soy como aquel que hace parte del mito de la caverna de platon, por eso he decidido cuestionar todo con la actitud humilde de reconocer que no se, lo que no se y que es de mi interes aprender para saprender a interpretar a favor mio y de los involucrados. Gracias!!
ENRIC CORBERA A CAMBIADO MI VIDA ,PQ ME ENSEÑO A CONOCERME, A VER TODO DESDE UN LUGAR MARAVILLOSO ,ME ENCANTARIA AYUDAR A LAS PERSONAS COMOLO HACE EL Y SU EQUIPO, GRACIAS POR DARNOS ESTA POSIBILIDAD GRATIS DE CRECER,ME SALVARON LA VIDA ,ENRIC CORBERA ME SALVO LA VIDA ,ETERNO GRACIAS,
Buenísima la metáfora de la lombriz!! Así de entiende perfectamente, y qué gran verdad!!!!!
Gracias
siento ya a esta altura que mi vida fue una ilusión y que es necesaria la toma de consciencia.
son 5 trompadas al Ego, cada vez que leo un articulo de Enric, no se si reir o llorar, pero que hace bien hace bien! Gracias Enric!!!