Las pantallas: el desafío de evadirnos o de expandir nuestra luz

06 mayo 2023

¿Te has fijado cuántas veces miras el móvil al día? Observa cuando vas en el metro o por la calle, ¿cuántas personas están inmersas en su propia realidad virtual?

Poco a poco, hemos ido sustituyendo el trato personal por uno más distante en el que, en vez de relacionarnos cara a cara, lo hacemos de pantalla a pantalla o de monitor a monitor.

En este artículo nos acercaremos a la dinámica que esta vida a través de las pantallas nos brinda, con sus desventajas y ventajas, para expresar nuestro auténtico ser interior.

 

Experiencia directa vs experiencia digital a través de la pantalla

En los últimos años, en muchos sentidos, hemos sustituido las experiencias en persona y las interacciones cara a cara por experiencias digitales. Se observa una nueva dimensión en las relaciones interpersonales, la tecnológica o “virtual”.

Podemos estar sentados en una cafetería con amigos mientras nos comunicamos con otra persona a través de redes sociales o mensajería instantánea. ¿Descuidamos o disfrutamos plenamente la presencia de aquellos que tenemos delante?

Fíjate en tu próxima reunión de amigos o comida familiar, ¿la tecnología ha supuesto una evolución o una involución de la calidad de tu comunicación con los demás?

 

«Hoy, hablando de tecnología, no sólo se debe tener en cuenta el hardware (el instrumento, el aparato…) y el software (las reglas que permiten usar el hardware), sino también lo que se llama el brainware (knoware), el porqué, cómo, cuándo, dónde usar el hardware y el software.»

Agustí Chalaux

 

Pantallas: la seducción digital

Es posible que algo aparentemente inofensivo y habitual pueda estar tomando las características de una adicción.

Presta atención al momento en el que recibes un nuevo like o un comentario positivo en las redes sociales ¿Cómo te hace sentir? ¿Qué pensamientos surgen?

No hay nada malo en usar las redes sociales, sin embargo, tomar conciencia de para qué las usamos puede ayudarnos a conocernos mejor a nosotros mismos.

Por ejemplo, podemos preguntarnos: ¿Qué quiero transmitir con mis posteos? ¿qué parte de mí quiero que vean y qué parte no?

 

 

A un clic de nuestros deseos

Muchas de las ventajas que ha supuesto la llamada popularmente “sociedad de la tecnología” son las facilidades para compartir y recibir información.

Cualquier contenido se encuentra disponible a solo un click.

Esto pudiera parecer, a priori, una gran ventaja, pues no tenemos que esperar para obtener aquello que deseamos ver o escuchar.

Sin embargo, esta recompensa inmediata puede convertirse en un arma de doble filo ya que, como han demostrado varios estudios, la facilidad para obtenerla también puede reducir nuestra tolerancia a la frustración.

 

 

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista «Computers in Human Behavior» en 2021, sugiere que el uso excesivo de las redes sociales puede tener un impacto negativo en nuestra capacidad para manejar situaciones frustrantes. Los participantes que informaron un uso más frecuente de las mismas también informaron una menor capacidad para tolerar la frustración. (1)

 

Experiencia digital infinita

Podemos observar otro cambio significativo. Los programas de televisión solían tener un punto final.

Cuando terminaba el capítulo, irremediablemente había que esperar un tiempo determinado para poder ver el siguiente.

Las tecnologías e internet nos proporcionan contenidos virtualmente infinitos, en el que somos nosotros los que tenemos que decidir cuándo hemos tenido suficiente, cuándo es hora de parar. Esto puede ser una oportunidad para desafiar nuestro ego y priorizar la atención en el aquí y ahora de nuestra vida.

 

Evadirse con el ruido de las pantallas

Nuestra conexión al mundo digital requiere de nuestra responsabilidad.

La abundancia de estímulos desde las pantallas puede constituir una gran ventaja o, por el contrario, un gran medio de evasión de la realidad que nos rodea y la que estamos viviendo en nuestro interior.

La tecnología puede ser beneficiosa de diversas formas, como por ejemplo, facilitando el acceso a la información, mejorando la comunicación y la colaboración, y ofreciendo herramientas útiles para la educación, el entretenimiento y el trabajo.

Además, puede mejorar la calidad de vida de las personas al proporcionar soluciones innovadoras a problemas cotidianos. Sin embargo, es importante utilizarla de forma consciente y equilibrada para evitar posibles efectos negativos en la salud física y mental.

Como dice el artista David Byrne: “La tecnología también ha inundado de música el mundo… Ahora el silencio es la rareza por la que pagamos y saboreamos”.

 

 

Qué silenciamos con el ruido de las pantallas

Antes de volver al ordenador, a la tableta o al móvil, tómate un momento, respira, observa y pregúntate ¿para qué me sirve conectarme a internet, al móvil o a un videojuego?

Quizás puedas preguntarte, ¿lo estoy usando para evadirme? Si es el caso, ¿de qué te quieres escapar?

Podrías plantearte: ¿Estoy usando la tecnología para mejorar mi vida o para evadirme de ella?

Darle demasiado peso a la vida virtual puede hacernos perder de vista lo que nos sucede en la vida «real». ¿Te permites disfrutar de una puesta de sol, una reunión de amigos o, simplemente, del silencio?

 

Abordar la adicción a la pantalla con inteligencia emocional

Afrontar nuestros comportamientos adictivos requiere de inteligencia emocional. Identificar con franqueza los estados de placer inmediato que conseguimos gracias a los estímulos de la pantalla, puede ayudarnos a ir a la raíz de estos impulsos y, quizá, encontrar comportamientos más saludables.

Regularmente, las conductas adictivas responden a una situación de estrés o buscan evitarlo aunque, al final, es más probable que ese estrés aumente.

Integrar herramientas que nos permitan gestionar nuestro estrés y nuestras emociones puede abrirnos a caminos que nos lleven a la coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, como nos propone la Bioneuroemoción.

 

 

La experiencia digital como aliada de nuestra evolución

 

«La luz que llevamos está en todos nosotros. Tenemos que aprender a construirla dentro primero. Una vez que te has apuntalado, es tu responsabilidad compartir esa luz. Así que, cuando piensen en interactuar, hablar, enviar mensajes, usar redes sociales, piensen en la luz que llevan, lideren con esa luz, porque la luz engendra luz.»

Michelle Obama

 

Las tecnologías nos han servido para evolucionar y estar más interconectados que nunca con los demás, pero cabe la pregunta ¿utilizas las nuevas tecnologías para sustituir o para complementar tu interacción con el mundo y el  diálogo contigo mismo/a?

Es posible hacer un uso de la pantalla que nutra y expanda nuestra experiencia personal y social. Es una opción que no depende de ella sino de la valentía y la decisión de mirarnos a nosotros mismos a través de los mensajes de las pantallas.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

Enric Corbera nos habla en este podcast de la observación como un acto creativo a través del cual vamos dando forma y sentido a lo que nos sucede.

 

Enric Corbera nos explica en este vídeo, cómo lo que conforma nuestra realidad, lo que percibimos y nuestra forma de vivirlo, son un reflejo de la información que portamos inconscientemente.

 

Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo, tanto personal como profesionalmente, para aumentar el bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, Twitter y LinkedIn.

 

Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo a quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!

 

(1) The association between social media use and tolerance for frustration (2021) Clayton, R. B., Leshner, G., & Almond, A.

Si te ha gustado, compártelo

Diplomado en Bioneuroemoción®

Escribe tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2021 Enric Corbera Institute.

© Enric Corbera Institute.