El hecho de pensar que la abundancia se refleja en la cantidad de dinero que tenemos y que, en consecuencia, nuestro grado de felicidad depende de ello, es una de esas creencias arraigadas en el inconsciente colectivo que merecen atención para que no supongan un obstáculo en nuestro proceso de desarrollo y nuestra prosperidad.
En este podcast Enric Corbera aborda las inquietudes más habituales de las personas sobre cómo generar una mente abundante, identificando de qué manera estamos bloqueando la prosperidad en nuestra vida.
En este vídeo, Montse Batlló explica que el paso más importante para contactar con la abundancia es asumir el compromiso de cuestionarnos a nosotros mismos para descubrir cuáles son las creencias que pueden estar bloqueando nuestra prosperidad. Comparte algunas claves para identificar los bloqueos más habituales.
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Entendemos como mito una exageración idealista de las características de alguien o de algo. Muchos de estos mitos se perpetúan en el tiempo cuando no hay el suficiente número de personas que se permiten cuestionarlos, desafiarlos y experimentar otras “verdades” detrás de la creencia.
A continuación, reflexionaremos acerca del significado del dinero y acerca de algunos mitos relacionados con el dinero y la abundancia que nos impiden ser felices y experimentar la verdadera prosperidad.
El dinero es un concepto simbólico con el que establecemos el valor de las cosas de forma universal. Es una referencia que nos permite medir la valía de una obra o producto de una forma pretendidamente “objetiva”.
Más allá de eso, en nuestros conflictos con este ente simbólico, como sucede con los demás aspectos de nuestra vida, hay un reflejo de nuestro sistema de creencias, nuestra información inconsciente y las experiencias de nuestro sistema familiar.
Al igual que hay personas con mucha facilidad para generar dinero, en otros casos sucede justo al contrario, cabría preguntarse qué diferencia a unos de otros, cuál es el factor clave que los diferencia.
Sentir apuro por cobrar un trabajo, gastar por encima de nuestras posibilidades, ahorrar hasta el punto de impedirse disfrutar de lo ganado, no llegar nunca a fin de mes – independientemente de lo que se cobre -, ser proveedor de muchas personas o vivir con la constante sensación de carencia, son solo algunas de las numerosas manifestaciones habituales de las creencias limitantes en relación al dinero que podemos experimentar.
Si te identificas con alguno de estos ejemplos podrías preguntarte: ¿qué juicios tengo acerca del dinero? ¿qué significa el dinero para mí? ¿qué consigo a través de este conflicto? ¿Seguridad, reconocimiento, cuidados? ¿De qué forma puedo ver reflejado este conflicto en mi historia familiar?
Como con cualquier otro sistema de creencias, lo hemos adoptado, consciente o inconscientemente por una buena razón. El primer paso para trascenderlo es ser capaces de identificarlo, indagar en ello y permitirse otras fórmulas de pensamiento.
Mucha gente considera que el hecho de tener mucho dinero es un factor determinante con el que mesurar la abundancia. Esto es confundir la felicidad con el bienestar material.
La “paradoja de Easterlin” se instituyó tras un estudio del economista Richard Easterlin que mostró que la felicidad de las personas aumentaba teniendo más dinero, pero solo hasta unos 75.000 dólares anuales. Por encima de los 100.000, no solamente no eran más felices, sino que sentían la pérdida de un propósito para vivir.
También suelen leerse historias de ganadores de la lotería que perdieron todo, cometieron delitos, se divorciaron o se enfermaron como consecuencia de no saber manejar esa nueva vida.
Es decir, el dinero sí tiene una influencia en nuestro bienestar, pero solo si hablamos en relación a unos mínimos, no puede equipararse el dinero con la abundancia ni, mucho menos, con la felicidad.
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La ambición de “tener más” es saludable siempre y cuando esté acompañada de la conciencia y la gratitud de todo aquello que tenemos en cada momento. Esta mentalidad se puede aplicar a cualquier otro ámbito de nuestra cotidianidad: relaciones interpersonales, salud, familia , etc. No hemos de olvidar que, de una forma u otra, la realidad que nos rodea es un reflejo de nuestro estado interno.
La gratitud es una compañera de viaje imprescindible de la ambición cuando deseamos experimentar la abundancia en nuestra vida.
Todos nos hemos podido sorprender al juzgar una figura pública adinerada por entender que su sufrimiento no está justificado ya que “tiene todo el dinero que quiere”. Se menosprecian los conflictos emocionales de deportistas, artistas o empresarios, como si el hecho de tener mucho dinero fuera motivo suficiente para que se sientan afortunados y no tuviesen que experimentar la parte amarga de la vida.
Pensar esto es una forma de justificar que nuestra falta de bienestar o fortuna se debe únicamente a que no poseemos el suficiente dinero, es una forma de eludir la responsabilidad de nuestra felicidad y rechazar la abundancia que ya hoy día se manifiesta en nuestra vida.
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En la otra polaridad, también existen creencias que conciben el dinero como algo impuro y pecaminoso, incluso aparece en la biblia con frases atribuidas a Jesús como “(…) es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”.
Estos posicionamientos, tanto el que lo concibe como la gran solución como el que lo ve como el peor obstáculo, otorgan tanto poder al dinero que nos encierran en una posición egoica. Esta se nutre de la comparación y el juicio y, por lo tanto, desnaturaliza nuestra relación tanto con lo que es el dinero como lo que implica a nivel simbólico en nuestras vidas.
En algunas religiones se instaló el dogma de que la felicidad solamente está en desapegarse de todo lo material y vivir para servir a los demás. Esta es una visión dual que sitúa lo económico como algo externo e independiente de nosotros mismos.
Negar que el dinero es importante es una falacia ya que resulta imprescindible en la forma en que se organiza la sociedad moderna. Además, esconde un falso altruismo que no ayuda a desarrollar una conducta de consumo responsable.
«Aquel que no está satisfecho con un poco, está satisfecho con nada».
Epicuro
Además, la persona que rechaza en exceso el valor del dinero, en realidad le está dando la máxima importancia pues, llevándolo a la polaridad contraria, sigue situándolo en el podio de lo más relevante para conseguir o no la felicidad.
Sobrevalorar la carencia para rechazar la riqueza es una forma de refutar la abundancia como estado de conciencia, esa actitud de confianza plena que nos permite disfrutar de lo conseguido y tener ambición y deseo por superar metas y seguir creciendo en todas las facetas de nuestra vida.
Nuestras creencias sobre el dinero determinan nuestra forma de ver la vida y nuestra realidad material.
En tal sentido, las limitaciones que experimentamos tienen su origen en nuestro estado mental. Identificar y transformar nuestras creencias limitantes relacionadas con la abundancia nos llevará a manifestarla en nuestra vida.
La autoindagación en este ámbito significa cuestionar nuestras creencias bloqueantes sobre el dinero y el éxito para desvelar lo que está cercenando nuestra prosperidad.
La Bioneuroemoción nos puede ayudar a develar lo que condiciona nuestra calidad de vida para que el flujo de la abundancia sea el ritmo con el que caminamos cada día.
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© Enric Corbera Institute.