Proyección psicológica: de mecanismo de defensa a herramienta de aprendizaje

04 abril 2023

Nuestra percepción del mundo está determinada por nuestra conciencia. Al identificar las formas en las que aparece la proyección psicológica en nuestra vida, las experiencias cotidianas se convierten en oportunidades para conocernos a nosotros mismos.

Gracias a ello, podemos transformar un mecanismo de defensa, como lo son nuestras proyecciones, en una herramienta de aprendizaje.

¿Sabes cómo se presenta la proyección en tu vida? ¿Identificas para qué te puede servir? A continuación, te compartimos algunas de las formas más recurrentes.

 

Por qué podemos aprender de nuestras proyecciones

Según estudios realizados en el campo de la física cuántica, la realidad que percibimos está condicionada por el “efecto observador”. Es decir, nuestra forma de ser y, más concretamente, nuestra conciencia, ejercen una influencia directa en cómo percibimos aquello que observamos.

Sabiendo esto, podemos reconocernos en cada acontecimiento significativo, ya que es un reflejo de nuestra información inconsciente. Por ejemplo, si siempre nos encontramos con jefes que no nos tienen en cuenta, podemos revisar cómo es la percepción que tenemos de nuestro padre.

En tal sentido, al identificar la forma en la que nos proyectamos en el mundo, las situaciones que nos mueven emocionalmente se convierten en oportunidades para conocernos mejor.

 

Cuando nos sabemos responsables de nuestra forma de ver y experimentar lo que nos sucede, comprendemos que tenemos la capacidad de modificar la manera en la que percibimos aquello que nos desagrada y, así, tomar las riendas de nuestro destino.

 

De dónde surgen las proyecciones inconscientes

Nuestra conciencia determina cómo percibimos el mundo y ésta, a su vez, está influenciada por las creencias, tanto conscientes como inconscientes, que hemos aprendido en nuestra experiencia de vida y heredado de nuestros antepasados.

Repetimos pensamientos, sentimientos y emociones que les sirvieron a ellos para adaptarse a su entorno y que ahora configuran nuestra interacción con el mundo.

De esta forma experimentamos situaciones y sucesos parecidos a los que ellos vivieron que nos reafirman en nuestra forma de pensar. Lo que se repite no es lo que sucede, sino nuestra manera de percibirlo y, en consecuencia, la forma en la que nos sentimos y reaccionamos.

Por ejemplo, un padre ausente puede llevar a la hija a buscar parejas que expresan diferentes formas de estar ausentes para ella, como dedicar mucho tiempo a su trabajo, salir con sus amigos o tener un hobby, entre otras. Debido a su condicionamiento, lo que para otra persona no supondría un problema, ella lo percibe como «ausencia». Ésto le genera conflicto y sufrimiento, no lo que su pareja hace, sino lo que ella está interpretando

 

Reflejos y proyecciones

Cambiar este condicionamiento implica comprender que aquello que aparentemente sucede a nuestro alrededor es el reflejo de nuestra conciencia.

Al ir transformando y cuestionando nuestras creencias, pensamientos y actitudes, abrimos la posibilidad de cambiar también nuestras experiencias.

 

«La capacidad de percibir o pensar de manera diferente es más importante que el conocimiento adquirido.»

David Bohm

 

La proyección psicológica de la “sombra”

A la hora de interpretar la realidad que vivimos podemos cuestionarnos por qué atraemos a nuestra vida situaciones que, conscientemente, no son deseables.

Para comprenderlo, tomamos el término “sombra”, originario de la Psicología Analítica y acuñado por Carl Gustav Jung, que indica que proyectamos en el mundo -y mayormente de manera inconsciente- todo lo que no reconocemos en nosotros mismos.

Por ejemplo, si observo que me molestan las personas que juzgo como egoístas, o que llaman la atención de los demás, puedo preguntarme si me obligo a ser generosa en exceso o si me impido destacar, hasta el punto de perjudicarme en algún aspecto, como puede ser el laboral.

El ego es aquello que creemos que somos y que mostramos, lo que reconocemos como propio y creemos que «está bien». La sombra es la otra cara de nuestra personalidad, contiene todo aquello que creemos que no somos, lo que consideramos inaceptable y de lo que nos avergonzamos.

 

«La sombra es el lugar donde se encuentra nuestra verdadera libertad»

Robert Bly

 

Todo lo que rechazamos de nuestra personalidad, porque no encaja con lo que creemos que somos o debemos ser, lo mandamos a la sombra. Gracias a que ésta es proyectada al mundo por nuestro inconsciente, podemos tomar conciencia de aquellos aspectos que necesitamos integrar para ser más completos y desarrollar todo nuestro potencial.

 

Aceptar nuestra sombra significa integrar aquello que repudiamos o admiramos en los demás, porque habla de nosotros mismos.

Observación y proyección psicológica

Según Jung, hay dos formas de observar el mundo: una en la que la observación brinda únicamente información objetiva sobre lo observado. Y otra cuando aquello que observamos nos mueve emocionalmente, lo que indica que se trata de una proyección.

No es raro proyectar en los demás rasgos de nuestro carácter que no nos gustan o emociones que nos resultan difíciles de gestionar. Por ejemplo, podemos ver que el otro es intolerante, pero no vemos que nosotros también lo somos.

El observador consciente sabe que ésta es una maravillosa oportunidad para cambiar su vida y que todo depende de una elección: reconocer que lo que vemos es un reflejo de lo que somos.

 

Sabemos que estamos proyectando cuando aquello que observamos nos mueve emocionalmente.

 

Cómo detectar las proyecciones en nuestras relaciones

Este mecanismo de proyección funciona también sobre nuestra relación con las personas de nuestro entorno.

La percepción que tenemos sobre lo que nos rodea promueve que atraigamos personas y situaciones afines a esa forma de pensar.

Al mismo tiempo, muchas de las características que asociamos a personas que nos parecen ajenas o desagradables pueden corresponder a aquello que no queremos o no podemos ver en nosotros.

Las creencias que tenemos sobre nosotros mismos derivan en la creación de una realidad, unas circunstancias de vida y unas relaciones determinadas que nos definen como la persona que creemos que somos.

 

 

 

Proyección psicológica: herramienta para elegir con libertad

Desapegarnos de nuestros pensamientos y creencias es la clave para poder elegir libremente cómo vivir, sin tener la necesidad de repetir experiencias y patrones que limitan de algún modo nuestra vida.

Comprender que todo lo que nos rodea habla de nosotros nos permite tomar conciencia de esta información, para poder trascender los condicionamientos inconscientes y abrir nuestra mente a una infinidad de posibilidades. Tomar la proyección psicológica como herramienta de aprendizaje nos devuelve el protagonismo.

Cuando identificamos lo que estamos proyectando, cambiamos nuestra percepción. Experimentamos una nueva forma de ver la realidad: lo que nos limitaba se transforma en una herramienta para desarrollar nuestro potencial y manejar nuestra vida de una manera más libre y consciente.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

En este podcast Enric Corbera nos explica cómo entender y gestionar lo que nuestro inconsciente suele proyectar en nuestro trabajo, donde encontramos escenarios parecidos a los que vivimos en nuestro ambiente familiar.

 

Enric Corbera nos explica en este video cómo las proyecciones que hacemos en los demás son el mejor regalo que recibimos de la vida para conocernos a nosotros mismos.

 

 

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