¿Has considerado alguna vez que las contradicciones pueden ser la llave que te lleve hacia la plenitud? Abrazar la paradoja de la vida implica reconocer los aparentes opuestos e integrar ideas divergentes, dando origen a nuevas perspectivas y conceptos originales.
A través de este artículo nos adentraremos en la esencia de esta noción, la cual puede desembocar en el desarrollo de una mentalidad paradójica, propiciando la creación de una vida equilibrada y más plena.
El origen etimológico del concepto paradoja proviene del antiguo vocablo griego “para”, que significa «contra» y la terminación doxa, que refiere a «opinión», «prejuicio» o «creencia».
La idea de paradoja involucra conceptos que aparentemente se contradicen, aunque esconden realidades profundas. A través de ellas se integran perspectivas opuestas y se revela lo que no es evidente.
Una paradoja es un camino hacia verdades ocultas, mientras que la contradicción es estéril y destructiva. En esencia, se puede entender como «lo contrario a la opinión preconcebida».
Por ejemplo, puedo sentir genuino amor por mi madre y, al mismo tiempo, me resultan intolerables algunas de sus actitudes, por lo cual siento que también la detesto.
Se trata de una referencia a dos ideas o expresiones que aparentan contradicción pero, en su esencia, revelan conceptos abstractos con nuevas perspectivas.
Reconocer que detesto a mi madre es esencial para amarla verdaderamente. La paradoja radica en que, reconocer y aceptar nuestras emociones negativas hacia una persona, es una parte necesaria para cultivar un amor más profundo y verdadero.
No implica que debamos quedarnos anclados en esos sentimientos de aversión, sino que al abordarlos de forma consciente y responsable (no es ella la que es detestable, es lo que yo proyecto en ella lo que me genera esta respuesta emocional), abrimos la puerta hacia una relación más honesta y auténtica con nosotros mismos y con los demás.
«Liberación de la mente y el corazón, la paradoja revela verdades ocultas al desafiar nuestras creencias preconcebidas.»
Anthony de Mello
La función de la paradoja, aunque pueda parecer confusa, es la de definir una idea o realidad a través de la referencia a sus antítesis o contrarios, entendiendo que unas necesitan de las otras para poder existir. En la ambigüedad se encuentra su valor.
Por ejemplo, definimos fe, como la capacidad de «creer en lo increíble». También son conocidas diversas frases paradójicas como «seamos realistas, pidamos lo imposible», «si quieres paz, prepárate para la guerra» o «ser un muerto en vida».
La comprensión de este concepto es útil en el sentido de que toda cuestión que resulte significativa para el ser humano encierra una paradoja.
«Solo sé que no sé nada»
Sócrates
La mentalidad paradójica es una habilidad que nos permite abrazar la vida en toda su complejidad y alcanzar una plenitud auténtica. Al adoptar esta perspectiva, nos liberamos de los juicios y abrazamos las aparentes contradicciones de la realidad, permitiéndonos aprender y crecer a partir de cada experiencia.
Al ser conscientes y aceptar lo que acontece tal y como es todo aquello percibido como conflicto se desvanece. Y allí es cuando podemos comprender el aprendizaje que este trae implícito.
Por ejemplo, has decidido emigrar para buscar un futuro mejor, pero te invade la nostalgia por lo que has dejado.
Al aceptar ambas emociones, te das cuenta de que el presente es la fusión de tus experiencias pasadas y tus aspiraciones futuras. Cada instante es completo en sí mismo, ya que contiene todo lo que has vivido y lo que deseas lograr.
La paradoja se resuelve al entender que el futuro que buscabas ya está entrelazado en el presente, lo que te permite encontrar plenitud y significado en el «ahora».
La mentalidad dual surge cuando juzgamos un conflicto y rechazamos lo que, según ese juicio, ocurre. Es decir, cuando como observadores nos posicionamos excesivamente en contra.
Un estudio científico demostró que grandes hallazgos históricos provienen de aceptar paradojas. Al aceptar ideas opuestas, se activa la creatividad, llevando a una tercera opción que trasciende los extremos.
Siguiendo con el ejemplo, al aceptar que amo a mi madre y que, a la vez, rechazo algunas de sus actitudes, tal vez pueda desarrollar una convivencia pacífica donde no pretendo que ella cambie para que yo esté mejor.
La mentalidad paradójica ayuda a resolver conflictos, al permitir ver sin posicionamientos y encontrar soluciones beneficiosas para ambas partes.
La vida está repleta de paradojas ya que la naturaleza se basa en la constante interacción de opuestos que se complementan para lograr un equilibrio que solo es posible cuando cohabitan los contrarios.
A continuación, veremos ejemplos curiosos y comunes para explorar cómo el desarrollar una mentalidad paradójica puede traer beneficios significativos.
El conflicto y la paz coexisten en la vida humana. Aunque la paz se asocia con el bienestar y el orden, el conflicto es esencial para el progreso y el cambio.
Si la humanidad estuviera en un estado constante de paz, la evolución no hubiera sido ni podría ser posible, dado que el motor del progreso es el cambio. Un cambio implica movimiento, punto de inflexión, quiebre. Ese quiebre, es lo que llamamos conflicto.
Nuestra incoherencia radica en desear que nuestra vida mejore, pero resistirnos a los cambios que ello implica, ya que juzgamos el conflicto como algo negativo. La mentalidad paradójica nos muestra que, sin embargo, los conflictos internos que experimentamos son los que impulsan nuestro crecimiento y generan el movimiento que nos permite atravesarlos.
«El conflicto, paradójicamente, puede ser la semilla del cambio y la puerta hacia la verdadera paz interior.»
Deepak Chopra
La aceptación nos lleva a estar en armonía con el presente ya que, aceptando las circunstancias tal como son en este momento nos liberamos de la lucha contra la realidad y encontramos tranquilidad en el aquí y ahora.
Si dejamos de aferrarnos a cómo pensamos que las cosas deberían ser, nos liberamos de la presión y la frustración, lo que nos brinda una sensación de libertad emocional y mental.
La mentalidad dual se caracteriza por el apego a ideas preconcebidas y el intentar controlar los resultados: “Cuando tenga … seré feliz” , “si fuese más … tendría un mejor trabajo”, “si no tuviera que cuidar a… podría hacer aquello que deseo”.
Esta forma de afrontar las circunstancias hace más difícil el cambio porque se basa en posibilidades que se excluyen mútuamente. En contraste, la mentalidad paradójica parte de la aceptación y la integración de perspectivas aparentemente opuestas, revelando otras posibilidades que no eran evidentes.
De este modo, vivir en la paradoja nos permite abrazar el presente, no de una manera estática, sino de una forma fluida y creativa que nos permite experimentarlo como punto de partida para el cambio deseado.
Retomando las expresiones de deseo de más arriba puedo preguntarme, por ejemplo, ¿qué puedo hacer para ir logrando mi sueño, mientras cuido a quien debo cuidar? ¿Qué tiene de bueno mi trabajo actual y qué puedo hacer en mi presente para ir logrando lo que sueño?.
El concepto de amor ha sido tergiversado con expectativas y condiciones.
Desde la mentalidad dual, el amor se percibe como una transacción, un intercambio de favores. Sin embargo, desde la conciencia de unidad, dar y recibir son aspectos indivisibles del mismo sentimiento.
Desde una perspectiva paradójica, el verdadero amor es pleno y desprovisto de miedo. No busca posesiones ni dependencias, sino que encuentra su plenitud en el acto de dar sin esperar nada a cambio.
El amor es paradójico ya que, para experimentarlo plenamente, primero debemos amarnos a nosotros mismos. La mentalidad paradójica nos enseña que para tener una relación amorosa real con alguien más, debemos cultivar el amor propio, respetando nuestra individualidad y autonomía.
El amor no es el encuentro de dos mitades que se necesitan para poder ser uno, tal como lo sostiene la creencia popular. El verdadero amor se da entre dos personas independientes y completas que eligen compartir sus vidas, reconociendo que juntos se potencian mutuamente.
“En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos“.
Erich Fromm
En un mundo obsesionado con la certeza y la lógica, el desafío es ver más allá de lo aparente y descubrir que en la aparente dualidad yace el tesoro de la transformación.
En la paradoja el juicio se desvanece y el apego se deshace. Nos liberamos de la prisión de lo «imposible» al entender que lo inimaginable es el alimento para el crecimiento del alma.
Limpiar los filtros que distorsionan nuestra percepción y dejar ir las expectativas que entorpecen la fluidez del amor y de la aceptación nos abre a tomar la sabiduría de una mente paradójica.
¿Te atreves a abrazar tus paradojas y desatar su poder transformador? En tus manos está el camino hacia la libertad y la plenitud.
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En este podcast Enric Corbera explica lo valioso del aprendizaje que nos deja todo aquello que no nos sucede en la vida, si aplicamos mentalidad paradójica.
En este capítulo de Enric Más Cerca descubrirás las ventajas de aprender a desarrollar una mentalidad paradójica.
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