Agorafobia y miedo social: claves para superarlos

11 abril 2023

La agorafobia y el miedo social aumentaron tras el confinamiento por la pandemia. Se hace necesario entenderlos para afrontarlos y superar la necesidad de aislamiento.

¿Has experimentado miedo de volver a estar rodeado de mucha gente? ¿Tu necesidad de evitar los espacios cerrados y concurridos afectó tus formas de relacionarte?

En este artículo exploramos maneras de gestionar algunas dinámicas sociales que antes experimentábamos sin mayor preocupación, que nos permitan recuperar formas de relacionarnos y calidad de vida.

 

Cuál es la diferencia entre miedo social y agorafobia

Los miedos y las fobias producen respuestas fisiológicas similares como taquicardia, hiperventilación, entre otros, aunque existe una diferencia significativa entre ambos.

 

Qué es el miedo social

El miedo es una de las emociones básicas y se genera en la parte más primitiva de nuestro cerebro: el sistema límbico.

Actúa como una respuesta instintiva de supervivencia, pero si es excesivo y no se gestiona adecuadamente, puede ser perjudicial.

Cuando se trata de un miedo social, o trastorno de ansiedad social, hablamos de un temor intenso y persistente a ser observado y juzgado por los demás. Esto puede afectar las actividades diarias e incluso la capacidad de establecer nuevas relaciones y conservarlas.

 

Miedo social entre los jóvenes

El periódico The NY Times publicó un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos que dice que “entre el 9% y el 10% de los jóvenes y adolescentes estadounidenses padecen ansiedad o miedo social”.

El informe ratifica que esta situación se agudizó tras el aislamiento impuesto por la pandemia.

 

Qué significa agorafobia

La definición etimológica de agorafobia viene del griego “agora” = plaza pública y “phobos” = miedo. Por lo que podríamos decir que es el miedo a estar en espacios abiertos.

Sin embargo, desde la psicología se profundiza este concepto como miedo desproporcionado, irracional y fuera del control voluntario a situaciones en las que la persona se siente indefensa y, además, cree que no puede huir o recibir ayuda inmediata. El miedo la lleva a evitar esas situaciones temidas.

Por ejemplo, aglomeraciones de gente, transporte público, sitios cerrados o aislados, entre otros. Allí la persona con agorafobia percibe que está lejos de los lugares donde se siente protegida.

 

 

Miedo social y Bioneuroemoción

Desde la Bioneuroemoción entendemos que, cuando aparece un miedo persistente ante un evento o situación que no supone un peligro real, estamos ante la manifestación de una información inconsciente que tiene un sentido para nosotros.

Por eso, en vez de rechazar esta emoción, la propuesta es descubrir el origen del miedo para comprender el mensaje que nos trae, por lo que podemos preguntarnos: ¿de qué busca protegernos?

 

“Tu miedo termina cuando tu mente percibe que es ella la que crea ese miedo”

Alejandro Jodorowsky

 

Así, cuando una persona toma conciencia de la información inconsciente que influye en su percepción y, por tanto, en su respuesta emocional, puede darle un nuevo sentido a su experiencia, reducir su nivel de estrés y gestionar eficazmente su estado emocional.

Visto desde esta perspectiva, el miedo es un poderoso aliado para conocernos en profundidad, superar nuestras limitaciones y recuperar el bienestar emocional.

Además, comprender que cualquier miedo funciona como guía de lo que necesitamos atender en nuestra vida también nos permite «usar» esta emoción a nuestro favor.

Incertidumbre: gestionar la percepción de falta de control

El miedo ante lo desconocido nos pone en un estado de incertidumbre donde sentimos que no podemos controlar lo que sucede.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que el control es pura ilusión y, si nos aferramos a él, es más probable que encontremos sufrimiento. Poner nuestra energía en controlar lo incontrolable es tratar de “poner diques al mar”, lo cual es inútil, frustrante y agotador.

 

“Una forma útil de gestionar nuestro miedo ante lo desconocido es abrirnos a la posibilidad de salir de nuestra zona de confort y probar nuevos escenarios para nuestra vida.”

 

Podemos intentar poner nuestra energía en lo que sí podemos controlar: nuestra manera de ver y responder ante lo que la vida, en su devenir, nos va presentando.

 

Identificar el origen emocional de nuestro miedo social

Indagar en nuestras herencias emocionales nos puede dar una pista de la información inconsciente que nos lleva a percibir ciertas circunstancias como amenazantes.

Por ejemplo, quizá algún antepasado estuvo en prisión o en un hospital psiquiátrico por lo que el aislamiento tiene una carga particular para nuestro clan y puede implicar un impacto más fuerte que para otras personas.

Enfrentar el temor para aprender de cada experiencia

No reflexionar sobre el origen de nuestro miedo y evitar situaciones que nos atemorizan pese a no suponer un peligro, implica perder oportunidades de seguir avanzando en nuestro proceso de desarrollo.

Por ejemplo, tras el confinamiento, muchos evitan volver a actividades en las que tienen que estar con gente que no conocen, aunque podrían contribuir a su bienestar.

 

«Evitar el peligro no es más seguro a largo plazo que exponerse a él, la vida es una aventura atrevida o no es nada.»

Helen Keller

 

Para recuperar la fluidez en nuestras relaciones sociales no hemos de esperar a que desaparezca el miedo que sentimos. No se trata de evitar socializar hasta recuperar la confianza, sino que para recuperarla es fundamental mirar de frente la emoción que estamos experimentando.

Observar tu miedo y en qué situaciones se desencadena te podría permitir descubrir qué condicionamientos internos te llevan a sentirte como te sientes, de qué te está protegiendo y de dónde surge esta necesidad inconsciente.

De este modo, podrás ir modificando cómo percibes lo que te sucede, reduciendo tu estrés y encontrando un nuevo equilibrio en tu manera de relacionarte.

 

 

El miedo social como catalizador del cambio personal

Si usamos el miedo como un impulso para cambiar algo en nuestra vida, en lugar de paralizarnos, pasará de ser un problema a ser parte de la solución que necesitamos en cada momento.

Permitirnos soltar el control y rendirnos ante la incertidumbre nos puede llevar a nuevos escenarios y vivencias que quizá ni habíamos imaginado. La vida es cambio y aunque el miedo esté presente, podemos enfrentarlo y gestionarlo para que nos favorezca.

El miedo social, en tanto, nos indica una incoherencia que no está únicamente en la relación con los demás, sino que su raíz se encuentra en la conexión o desconexión que tenemos con nosotros mismos. Es esta la que debemos atender.

 

 

Conclusión

Siempre que estemos dispuestos a mirar nuestras heridas más profundas y desarrollar el hábito de cuestionar nuestra percepción, podremos superar nuestras limitaciones.

Transformar nuestra manera de ver y experimentar lo que nos sucede, poder ver las situaciones sociales que nos generan estrés como oportunidades de crecimiento, es la clave para superar nuestros miedos.

Cada etapa de la vida requiere una nueva versión de nosotros y cada nueva situación puede suponer un reto atemorizante. En nuestras manos está tomar las dificultades y desafíos de la vida como una excusa para estancarnos o como un impulso para descubrir nuevas capacidades y desarrollar nuestras potencialidades.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

En este podcast, Enric Corbera reflexiona cómo podemos vivir el aislamiento y el miedo social desde la conciencia de unidad entendiendo que nada está separado de nosotros.

 

Cuando tenemos ansiedad es que estamos viviendo una situación de estrés que no sabemos gestionar. En este video, Enric Corbera explica que poner atención a la información inconsciente nos va a ayudar a mitigar nuestra respuesta de ansiedad.

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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