Descubre lo que tu lenguaje corporal dice de tus emociones

27 abril 2024

Nuestra forma de percibir el mundo y lo que pensamos afectan a nuestro estado de ánimo, pero ¿sabías que el lenguaje corporal también influye en cómo interpretamos lo que vivimos?  

El cuerpo humano es un fascinante medio de expresión. Más allá de las palabras, nuestros movimientos corporales, posturas y reacciones revelan información sobre nuestro estado interior. 

En este artículo exploraremos cómo el lenguaje corporal puede ayudarnos a conocernos mejor y a profundizar en nuestras experiencias más significativas.

 

El impacto de la postura y los gestos en nuestro estado emocional

¿Alguna vez alguien te hizo notar tu mueca de asco o rechazo cuando hablas de ciertos temas y tú no lo habías notado? ¿Te han preguntado por qué andas cabizbajo o encorvado sin darte cuenta de ello?

Si prestamos atención a nuestro lenguaje corporal podremos ver que el cuerpo es un intermediario entre el mundo exterior y nuestro mundo interior. 

Nuestra manera de pararnos, de sentarnos o caminar y también las expresiones de nuestro rostro pueden influir en nuestro bienestar. Reconocerlo nos permitirá desarrollar una mayor conciencia corporal.

 

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La propiocepción: tomar conciencia de nuestro lenguaje corporal

Según la neurocientífica española Nazareth Castellanos nuestra postura y nuestro rostro envían información a nuestro cerebro, que reacciona a ella. Es decir, que nuestro lenguaje no verbal es interpretado y ello influye en nuestro estado de ánimo aunque no seamos conscientes de ello.

Esta función pertenece al sentido de la propiocepción, la capacidad que nos permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de diversas partes del cuerpo (incluso cuando estamos nerviosos o sentimos un nudo en la garganta, por ejemplo). Y el cerebro actúa en consecuencia. 

Ciertos estudios han demostrado que las personas que fruncen el ceño activan una zona del cerebro relacionada con la amígdala. Por lo tanto, si se enfrentan a una situación estresante, es probable que experimenten una mayor excitación y reacción debido a que esa zona del cerebro ya está preparada. 

“Si tengo el ceño fruncido, el cerebro interpreta que esta cara es propia de enfado y, por tanto, activa mecanismos de enfado», sostiene Castellanos. 

Pero lo mismo sucede cuando sonreímos o estamos relajados, el cerebro lo detecta y activa comportamientos que llevan a estar más tranquilos o alegres. ¿Cuánto podemos hacer por nosotros mismos si activamos voluntariamente ese mecanismo?

 

“La tonalidad y el lenguaje corporal determinan que la palabra ‘Hola’ signifique un simple reconocimiento, una amenaza, una humillación o un agradable saludo.”

John Grinder

 

EL cuerpo y sus diferentes lenguajes

La comunicación humana tiene un componente verbal y otro no verbal. Hay múltiples estudios que indican que la mayor carga de significados está en el lenguaje no verbal.

Entre ellos, las investigaciones de Albert Mehrabian, profesor emérito en Psicología de la Universidad de UCLA, demostraron que, en la comunicación cara a cara el 55% del impacto viene determinado por el lenguaje corporal (postura, gestos y contacto visual). En tanto, el 38% se da por el tono de voz y sólo el 7% por el contenido (las palabras).

 

Nuestro cuerpo es un emisor y un receptor constante

Se retroalimenta de la información que el cerebro recopila del mundo exterior y de nuestro estado interno a través de las emociones y del lenguaje corporal. 

Esto significa que nuestro cuerpo es un medio de comunicación entre uno mismo, la propia conciencia y el entorno. 

 

 

La conciencia corporal: una herramienta para identificar nuestro estado emocional

Muchas veces no prestamos atención a nuestras emociones o las evadimos porque no queremos profundizar en lo que nos sucede. Sin embargo, allí estará nuestro cuerpo para mostrarnos que hay algo que tenemos que atender. 

Tomar conciencia de ello es el primer paso para atender nuestras necesidades. Es por ello que nuestros aliados serán las posturas, el lenguaje no verbal o incluso los síntomas. 

El neurocientífico Antonio Damasio define a la conciencia corporal como nuestra capacidad para percibir y comprender las sensaciones físicas y emocionales que surgen en nuestro cuerpo. Para constatarlo puedes hacer el ejercicio de observar tus emociones.

Por ejemplo:

¿Dónde se expresa la tristeza en tu cuerpo? Quizás viene en forma de un nudo en la garganta o un dolor en el pecho. 

¿Cómo reprimes la rabia? Tal vez te sonrojes y apretes los labios o sientas un nudo en el estómago.  

¿Y cuando sientes vergüenza? Es posible que camines más encorvado, evites el contacto visual con las personas o emitas un hilo de voz débil  al hablar.

Cada persona tiene una forma particular de manifestar lo que siente, lo importante es reconocer el lenguaje que tiene nuestro propio cuerpo para comunicarnos nuestras emociones.

 

Mi cuerpo indica la distancia a la que estoy de mí mismo

Vivir sin prestar atención a nuestro cuerpo es una forma de defensa y evasión que puede ser muy perjudicial para nuestro bienestar. Esta desconexión habla de una incapacidad para reconocer nuestras necesidades emocionales e instintivas. 

Desde esta perspectiva, podemos reconocer cuando no nos permitimos dar salida a los impulsos más viscerales porque los juzgamos. Sin embargo, debemos saber que las situaciones que despiertan en nuestro cuerpo mayor incomodidad son las que más información nos ofrecen sobre nosotros mismos.

Por ejemplo, si me despidieron del trabajo podría observar mis reacciones físicas para afrontar mejor mi estado emocional, como el sentirme ansioso. Así, puedo actuar para sobrellevarlo mejor.

La forma en que respondo ante ese acontecimiento puede estar condicionada por historias que viví en mi sistema familiar. Por eso, algunos vivirán un despido como una oportunidad para conocer nuevos lugares y personas, mientras que otros podrían sentirse paralizados porque lo interpretan como un problema.

 

La coherencia emocional se refleja en nuestra biología

Darnos la atención que merecemos implica reconocer nuestro estado físico tanto como el emocional. Para ser coherentes es necesario escuchar los mensajes que nos da el cuerpo a través de su lenguaje y de sus síntomas

Esta observación consciente nos servirá de guía para indagar en cómo interpretamos las historias que vivimos ya que los factores externos y nuestras relaciones solo son detonantes de nuestras reacciones. Gracias a ellos podemos hacer consciente lo inconsciente y conocernos mejor.

Visto así, nuestras emociones y nuestro cuerpo son aliados de nuestro autoconocimiento y de nuestro bienestar. Este es un proceso constante en nuestra vida que nos regala la oportunidad de ser genuinos y coherentes con la vida que aspiramos a tener.

A mayor conciencia de nuestro Ser, experimentamos mayor libertad emocional.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

En este podcast, Enric Corbera nos invita a reflexionar sobre cómo comunicarnos con nuestro lenguaje no verbal. Observa dónde tu comunicación no es coherente con lo que realmente sientes.

 

En este video David Corbera nos habla acerca de cómo afrontar los problemas nos ayuda a mantener relaciones saludables. ¿Reconoces dónde mantienes conflictos por no abordarlos?

 

 

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Diplomado en Bioneuroemoción®

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