La consciencia y la ciencia

10 enero 2017

A lo largo de la historia la ciencia ha visto cómo ideas previamente rechazadas acababan por formar parte de su amplio repertorio. ¿Qué relación guarda la ciencia con la consciencia?

En la ciencia, la aceptación de nuevas ideas sigue pasos bien definidos: primero, los que defienden las antiguas ideas señalan la nueva como absurda, imposible o pecaminosa ; segundo, las posibles evidencias que se presentan se califican de frágiles o insuficientes; tercero, la nueva idea propuesta se revela como importante y con efectos más fuertes de los imaginados en principio; y, cuarta, sólo unos pocos recuerdan que fuera puesta en duda en algún momento.

El profesor mexicano Etzel Cardeña ostenta la Cátedra Thorsen de la Universidad de Lund en Suecia. Es director del Centro de Investigación sobre la Conciencia y Psicología Anómala y autor del artículoA call for an open, informed study of all aspects of consciousness(“Un llamamiento para un estudio abierto e informado de todos los aspectos de la conciencia”), en el que propone que se abra una etapa de discusión para abordar una ciencia post-materialista.  Y recuerda que “la existencia de meteoritos, la teoría de los gérmenes o la neurogénesis fueron ignoradas también por los científicos”. Según Cardeña “la ciencia prospera cuando hay una discusión abierta” y que la naturaleza del conocimiento científico  «es provisional y sujeto a revisión”. El texto lo suscriben más de 100 notables científicos.

“Descartar a priori las observaciones empíricas, basadas únicamente en prejuicios o suposiciones teóricas que descubren una desconfianza en la capacidad del proceso científico para discutir y evaluar la evidencia sobre sus propios méritos”. (Etzel Cardeña)

Entre los firmantes, destacamos al Dr. Richard Conn Henry profesor del Departamento de Física de la Johns Hopkins University de Baltimore que ya en 2005 publicó en la revista Nature el artículo tituladoThe mental universeen el que recuerda el logro de Galileo Galilei al conseguir que la ciencia pudiera “creer lo increíble” y nos dice que “el descubrimiento de la mecánica cuántica en 1925 resolvió el problema de la naturaleza del universo” y otra vez la ciencia se encontró frente al reto de creer lo increíble.

El Dr. Henry señala que “han existido varios intentos serios de conservar un mundo material, pero no han producido una nueva física y sólo sirven para preservar una ilusión”. Es decir, en clara analogía con el cuento de Andersen “El traje nuevo del emperador”, se sigue afirmando que el observador es uno y hay que ver las cosas a través de su filtro. Por mucho que se defienda el antiguo paradigma, cada vez es mayor la tecnología que nos presenta pruebas irrefutables de una física «más allá de la física» o metafisica que nos obliga a incluir nuevas variables en nuestro concepto de realidad y renovar nuestras creencias acerca de la misma.

Asume que “los físicos evitan la verdad porque la verdad es ajena a la física cotidiana” e insiste en que “el mundo es mecánico-cuántico y debemos aprender a percibirlo como tal”. Además “una ventaja de corregir la percepción de la humanidad sobre el mundo es la alegría resultante de descubrir la naturaleza mental” y al “aceptar que no existe nada sino las observaciones” la física se convierte en algo muy simple.

Como vemos, nos encontramos en un momento de transición teórico de la ciencia en cuanto a la naturaleza de la realidad, la vida y la consciencia que antes o después acabará por asentarse y formar parte de la realidad más lógica y cotidiana. El doctor James acaba su artículo animándonos a “hacer un galileo” y  con esta contundente afirmación: “el universo es inmaterial, mental y espiritual. Vive y disfruta”.

“El caudal de conocimiento se dirige hacia una realidad no-mecánica; el universo comienza a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina. La mente ya no es un intruso accidental en el reino de la materia…más bien deberíamos recibirla como la creadora y regente del mundo de la materia”.

James Hopwood Jeans, físico, astrónomo y matemático británico, 1930.

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