Conciencia de unidad: Orígenes del paradigma no dual

02 mayo 2023

¿Cuál es el origen del paradigma de la conciencia de unidad? Uno de los debates más antiguos tal vez es si nuestras dificultades se deben a circunstancias externas o son producto de nuestros pensamientos, creencias, acciones y decisiones.

Se trata de dos paradigmas que ponen en juego el valor de la percepción y en este artículo haremos un poco de historia para corroborar que la conciencia de unidad ya estuvo en los orígenes de la reflexión humana.

 

El Mito de la Caverna: nace el paradigma no dual

Los primeros destellos de concebir la percepción como un efecto de nuestra mente podemos encontrarlos en la antigua Grecia, con la Alegoría de la Caverna, de Platón.

Uno de los mensajes que nos transmite este mito es que nuestras percepciones son reflejos indirectos de causas ocultas a nuestra conciencia.

 

 

La percepción vista desde la filosofía

Muchos autores desarrollaron la idea inicial de Platón y siguieron dándole forma hasta la actualidad.

Por ejemplo, el filósofo Hermann von Helmholtz propuso que la percepción era un proceso de «inferencia inconsciente». Argumenta que, en realidad, es construida por la persona y lo que hacemos es combinar las señales externas con las creencias y expectativas previas que tenemos [1].

 

La percepción como inferencia de la realidad

La idea de von Helmholtz influyó en diferentes campos de estudio y sustentó nuevas teorías de la percepción. Una de ellas es la de Richard Gregory, según la cual la percepción es un proceso de construcción basado en señales recogidas por los sentidos y en la memoria de experiencias anteriores [2].

Otro ejemplo es el de la teoría de los constructos personales de George Kelly, la cual postula que los procesos de una persona están psicológicamente canalizados por su forma de anticipar los acontecimientos [3].

 

 

Conciencia de unidad: la mente determina la experiencia

En la actualidad, son muchos los científicos, filósofos y pensadores que consideran que nuestra mente es la que define la forma de ver y vivir en el mundo.

Aunque pueda parecer que nuestros sentidos nos dan información sobre una realidad independiente de la mente y que la percepción consiste en una dinámica de captar datos externos, lo que determinaría nuestra experiencia sería el conocimiento y la información que la persona posee previamente [4].

 

¿Qué es la realidad?

Podríamos concluir que la realidad no es un concepto claro y que cada persona construye su visión del mundo a partir de un trasfondo personal.

A efectos prácticos, estos planteamientos implican que tenemos la posibilidad de cambiar aquellas interpretaciones que no nos son funcionales o nos generan estrés, y adoptar alternativas que nos sean más útiles y beneficiosas.

 

 

Los principios espirituales confirman la conciencia de unidad

La espiritualidad humana, en sus diversas expresiones y culturas, hace referencia a la conciencia que no puede observarse materialmente y que está ligada a algo superior a todos los seres vivos.

En tal sentido, todos somos espirituales, lo sepamos o no, pues compartimos origen, composición y naturaleza con todos los demás.

 

La visión de las religiones orientales

Los aportes de la psicología y la neurociencia no distan demasiado de los principios espirituales que comparten gran parte de las religiones orientales como, por ejemplo, el budismo, el taoísmo o el hinduismo.

Ellas sostienen que, en el sustrato fundamental de nuestra existencia, no vivimos separados de nada de lo que nos rodea.

Por ejemplo, los taoístas utilizan el Tao como término para designar las propiedades de la esencia que subyace todo lo que existe en el universo. Esta misma visión es compartida por los Vedas.

 

 

Dos paradigmas para comprender la vida

En conclusión, existen dos paradigmas en base a los cuales experimentamos nuestra vida: el de la conciencia dual, en el que nos percibimos separados de la totalidad, y el de la conciencia de unidad, en el que comprendemos que somos parte de esa totalidad e influimos enormemente en ella.

 

«Existen dos concepciones sobre la naturaleza del universo; la primera ve el mundo como una unidad que depende de la humanidad y, la segunda, percibe el mundo como una realidad independiente del factor humano»

Albert Einstein

 

La Bioneuroemoción y la conciencia de unidad

En la Bioneuroemoción tomamos de Ken Wilber el término “conciencia de unidad”, para referirnos al estado fundamental de la conciencia donde no hay nada separado de nosotros.

En esa línea, proponemos “deshacer” nuestras percepciones sobre los acontecimientos que consideramos externos.

Esto es posible al comprender que el impacto emocional que generan viene determinado por nuestros filtros cognitivos. Por eso, su origen no se sitúa en el exterior, sino en nuestra mente.

 

«Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias»

John Locke

 

La dificultad para separar el afuera del adentro

El propio Carl Gustav Jung observó que era imposible definir los límites entre psique y mundo.

Asimismo, desde la Bioneuroemoción consideramos que las conjeturas que hacemos sobre las personas y las circunstancias externas se relacionan directamente con nuestra mente y todo lo que esta contiene.

 

Cómo se construye la realidad según la conciencia de unidad

Podemos considerar entonces que los contenidos de nuestra psique vienen determinados por la herencia de recuerdos de gran impacto emocional. Ella incluye las experiencias de edades tempranas como las que acumulamos a lo largo de la vida adulta.

En tal sentido, cada persona construye su realidad y la genera activamente. Cada uno de nosotros está en constante interacción con nuestra propia mente expresada en el mundo.

 

 

 

La conciencia de unidad nos devuelve el protagonismo

Como podemos observar, el paradigma de la conciencia de unidad no es algo nuevo. Su aporte más valioso es que nos ofrece una gran oportunidad para comprender cuánto protagonizamos nuestra propia vida.

 

«Un ser humano tiene una experiencia de sí mismo como algo separado del resto, una especie de ilusión óptica de su consciencia. Esta ilusión es una especie de prisión para nosotros y nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión.»

Albert Einstein

 

La maravillosa oportunidad que nos ofrece este paradigma es que, trabajando con la autoindagación sobre nuestras propias percepciones, podemos contribuir directamente en nuestro bienestar emocional y calidad de vida.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de Youtube:

 

En este podcast, Enric Corbera nos explica ciertos principios fundamentales para comprender que nuestra percepción es una interpretación subjetiva y, por lo tanto, tenemos la opción de cambiarla.

 

David Corbera explica de qué forma cambiar nuestra perspectiva de lo que nos sucede nos ayuda a tomar la responsabilidad de nuestra vida.

 

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[1] León, A. C. (1989). La inferencia inconsciente el Helmholtz: su papel en el proceso perceptual. Revista de psicología general y aplicada: Revista de la Federación Española de Asociaciones de Psicología, 42(4), 441-447.

[2] Tesla, A. I., & Agüero, G. A. (1999). Problemas epistemológicos y empíricos de la percepción. Universidad Nacional de Córdoba. Epistemología e Historia de la Ciencia, 5.

[3] Jiménez, B. M. (1985). La psicología de los constructos personales. Studies in Psychology, (23), 57-65.

[4] Seth, A. (2021). Being you: A new science of consciousness. Penguin.

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