Somos algo más que un cerebro

10 enero 2017

Hace ya tiempo que se habla de la posible relación entre la felicidad y la salud. De hecho, existe toda una rama científica que asume que el hombre es algo más que un cuerpo mecánico que puede ser reparado.

Sin embargo, al mismo tiempo, existe también toda una corriente de pensamiento que aboga porque las cosas se queden tal y como están y defiende que toda teoría debe ser demostrada por el método científico. Un método que sostiene que todo conocimiento debe ser medible, tangible, reproducible e irrefutable  y que se inspira en los principios desarrollados por Descartes en el siglo XVII.

Neville Hodgkinson es Licenciado en Economía y Política y como periodista, ha cubierto temas de salud, medicina y ciencia para diversos periódicos durante más de treinta años. Actualmente preside la Fundación Janki para la Espiritualidad en la Atención de la Salud que, como dice en su web “promueve la integración de la espiritualidad en la asistencia sanitaria. Apoya a los profesionales de la salud a través del diálogo basado en los valores y la formación”.

Uno de los objetivos de la Fundación Yanki es: “Mejorar la comprensión entre los pacientes y el público del valor de la espiritualidad en la curación y el bienestar”.

Durante todos estos años ha entrevistado a numerosos científicos que defienden la posibilidad de pensar en un nuevo paradigma. Con la palabra paradigma se entiende un modelo o un ejemplo a seguir, es decir, una especie de patrón general a partir de cual ver el mundo. Actualmente seguimos viviendo bajo el paradigma que nació de los planteamientos de Descartes y su método científico y de Newton y su determinismo que dice que en la naturaleza todo es predecible porque tiene una causa previa. Sin embargo, desde el siglo pasado, se alzan voces que cuestionan esta forma de ver el mundo y promueven la idea de “cambiar nuestro entendimiento de la naturaleza de las cosas”.

Hodgkison afirma que “no es científico mantener la postura de que simplemente somos seres físicos”, que “estamos bloqueados en esa forma materialista de ver la existencia” y que no queremos aceptar que “la mente es creadora del mundo físico”.  Para argumentar la aprobación de un nuevo paradigma científico que “nos inste a mirar el mundo de otra manera” se apoya en reconocidos investigadores de diferentes disciplinas.

Así, por ejemplo, cita al Dr. Eben Alexander, neurocirujano y profesor de Harvard, que relata cómo pacientes con experiencias cercanas a la muerte “descubren que su conciencia continúa” y afirman que “la muerte no es su fin”. También nombra a Donald Hoffman, profesor  de Ciencia Cognitiva de la UCLA que “defiende que la conciencia es la que crea el cerebro” y al que, en este mismo muro, dedicamos el artículo “Lo que vemos no es la realidad”. Asimismo menciona a la neuroanatomista Jill Bolte Taylor que en el proceso de sufrir un ictus fue capaz de distinguir “cómo su conciencia se expandió a la vez que perdía la movilidad, el habla y la memoria”. En el artículo “Los dos lados del cerebro” hablamos de esta experiencia.

Para Hodgkinson un nuevo paradigma científico no es una religión ni una fe. Ver el mundo de otra manera es darnos permiso para pensar que “nuestro cerebro filtra la realidad, de manera que cada uno de nosotros tiene una perspectiva individual del mundo, pero que paralelamente existe un campo de conciencia mucho más amplio que nos conecta a todos”. Esta perspectiva nos propone dejar de identificarnos con nuestro cerebro y “nos devuelve el control”.  “Lo que la nueva ciencia emergente nos está ofreciendo es una verdadera revolución”.

La Bioneuroemoción® promueve esta visión holística e integral de la vida. En el prólogo del libro Yo soy tú: la mente no dual, Enric Corbera nos invita a “invertir la polaridad sobre la existencia de la Vida”, recordándonos la distinción entre ver el mundo desde una perspectiva materialista en la que “la vida surge de la materia inanimada” o bien “La vida surge de la conciencia como expresión de una energía infinita llamada Consciencia, que lo interrelaciona Todo”.

 

“La primera opción lo mantiene todo separado: mentes separadas, cuerpos separados y mi percepción, mi observación y mi conciencia no afectan al mundo externo, que creo que está alejado de mí. En la segunda opción, Todo está unido desde el inicio de su manifestación (…) Esta forma de percibir, este nuevo observador, tiene la conciencia de que sí, de alguna manera, su forma de ver está relacionada con él, y cambiando su percepción cambiará su realidad”.
Enric Corbera.

 

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