Hay momentos en los que sentimos que vivimos en piloto automático, atrapados en emociones o conflictos que parecen repetirse sin sentido. Nos preguntamos por qué seguimos el mismo camino que nos daña o nos frustra. Tomar conciencia de esos patrones ocultos, de lo que nos condiciona desde adentro, es el primer paso para salir de la inercia y comenzar a transformar nuestra historia.
No se trata solo de mirar hacia atrás, sino de mirar con nuevos ojos lo que siempre estuvo ahí. Tomar conciencia es comprender el para qué de los aparentes sinsentidos de la vida.
Más de una vez nos hemos visto atrapados en situaciones conflictivas que, a pesar de haberlas vivido antes, las repetimos como en bucle. Saber que no nos benefician parece que no sirve de nada.
Para dar el paso siguiente, la clave es identificar de dónde viene esa forma de actuar que nos mantiene insatisfechos o nos trae más de un problema.
No respondemos a lo que sucede en el presente, sino a lo que experimentamos en el pasado. Incluso si algo no ha ocurrido como pensábamos, el impacto persiste.
Estamos procesando una información que es propia de todo nuestro clan. Heredamos conductas y experiencias de nuestros familiares y repetimos lo que ellos no pudieron superar. Lo hacemos en forma de patrones de comportamiento en relaciones afectivas, en el trabajo o en cualquier otro ámbito, sin saber por qué.
Vivimos la misma emoción en un escenario distinto.
En consecuencia, la manera en la que percibimos lo que nos sucede es el reflejo de experiencias que hemos transitado en algún momento de nuestra vida o que vivió alguno de nuestros antepasados.
No obstante, lo que se repite no son las situaciones, sino nuestra forma particular de verlas y de responder ante ellas.
La mayor parte de la información que recibimos de nuestro entorno la procesamos de forma inconsciente.
Tomar conciencia de lo que influye en nuestro accionar nos revela lo oculto, permitiéndonos comprender el origen de nuestros conflictos, resignificarlos y transformarnos.
Existen muchos métodos y terapias que nos llevan a hurgar en las posibles causas de nuestros bloqueos, conflictos o síntomas. Por ejemplo, el abuso físico que sufrí en la infancia puede estar detrás de mis ataques de ira. Los justifico culpando a mis padres o a las circunstancias.
Nos quedamos en un círculo descriptivo que nos estanca en factores externos que nos quitan responsabilidad sobre qué hacer con nosotros mismos.
Es fundamental comprender que, cuando creemos que lo que nos molesta está fuera de nosotros, nos estamos situando en una posición victimista en la que no podemos hacer nada. Esta procrastinación emocional se transforma en un autoengaño que nos inmoviliza dentro de nuestra zona de confort.
Sin embargo, nuestras experiencias no son casuales. Hay una lógica detrás de la repetición de situaciones. No estamos mal de la cabeza por «tropezar varias veces con la misma piedra» o hacer cosas que no tienen un sentido aparente.
«El mismo amor que, estando ciego, lleva a la enfermedad, también puede llevar a la solución cuando comienza a comprender.»
Bert Hellinger
A pesar de que nuestra circunstancia actual es diferente, percibimos y reaccionamos de la misma manera que lo hacían nuestros padres y nuestros abuelos ante situaciones similares.
Por eso, cuando observamos en nosotros bloqueos o patrones de comportamiento o pensamiento, es posible que haya una información funcionando en un segundo plano que nos está condicionando.
Tomar conciencia es hacer emerger de manera intencional esa información con el objetivo de comprenderla e integrarla. Ese cambio de percepción y de emociones nos llevará a cambiar nuestra forma de actuar.
En definitiva, hacer cambios positivos en nuestra vida será la consecuencia esperada de una toma de conciencia responsable, libre y madura.
Reconocer la información que influye en nuestra vida es el primer paso para hacernos cargo de cómo vivimos. Esa toma de conciencia nos invita a dejar de reaccionar automáticamente y a elegir con libertad cómo queremos ser y actuar.
No se trata solo de entender algo con la mente, sino de comprenderlo con el corazón: una certeza interna que nos da serenidad y cambia la manera en que sentimos.
Cuando el “para qué” de las experiencias que vivimos cobra sentido —aunque antes nos haya parecido ilógico o doloroso—, algo dentro nuestro se acomoda. Aparece la paz.
Y con ella, se transforma la percepción de lo que vivimos: el rencor se disuelve, ya no hay a quién culpar ni de qué defendernos. Dejamos de posicionarnos como víctimas y emerge una madurez emocional que nos libera.
«No soy lo que me ha pasado. Soy lo que decido ser.»
Carl Gustav Jung
Este estado de claridad nos permite ver el vínculo entre nuestro mundo interno y lo que nos rodea. Entonces podemos decidir de forma más consciente cómo queremos relacionarnos con los demás y con la vida.
Al tomar conciencia de para qué vivimos lo que vivimos, descubrimos los aprendizajes implícitos en cada situación y tenemos claro lo que debemos hacer.
Sentimos que somos capaces y que podemos elegir. Eso nos devuelve un profundo bienestar emocional y una serena sensación de gratitud.
No estamos condenados a repetir. Cuando logramos conectar con lo que hay debajo de nuestras reacciones, cuando nos atrevemos a ver lo que antes no queríamos ver, aparece algo profundamente liberador: la posibilidad de elegir.
Este camino no es inmediato ni fácil, pero sí profundamente transformador. Porque solo desde la comprensión real de lo que nos mueve podemos empezar a actuar con coherencia y construir una vida más auténtica, más libre y más en paz con nosotros mismos.
Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:
Este pódcast, Enric Corbera plantea una guía para realizar un proceso interno de autoindagación. También explica qué significa tomar conciencia y sus implicaciones en nuestra vida.
En este vídeo, David Corbera comparte algunas reflexiones y claves para fortalecer la autoconciencia en nuestra vida, una capacidad que se puede aprender, entrenar y cultivar.
Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo en tu vida para aumentar tu bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, X y LinkedIn.
Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo con quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!