De los errores se aprende

19 agosto 2022

Todos cometemos errores y de los errores se aprende. Dependiendo de la actitud que adoptemos ante las equivocaciones, estas pueden convertirse en obstáculos o ser experimentadas como oportunidades. Admitir y aprender de nuestros errores nos permite entrar en una espiral de crecimiento.

En esta ocasión Enric Corbera explica que cuando una situación nos hace sentir malestar, podemos rechazarla, vivirla desde el victimismo o aceptarla. Cuando aceptamos lo que sucede, todo error se transforma en una oportunidad para aprender y mejorar.


En este vídeo, Enric Corbera expone los beneficios de aprender a perdonarnos cuando sentimos que nos hemos equivocado. El perdón es clave para trascender las dificultades que experimentamos y para aprender de los errores.

¿Qué piensas acerca de ti mismo, de ti misma, cuando te equivocas? ¿Te avergüenza que otras personas te vean fallar? ¿Cuál es la verdadera naturaleza del error y qué sucede en nuestra mente cuando lo percibimos? 

De los errores se aprende y los sentimientos que conlleva

Suele definirse la vergüenza como un “sentimiento de pérdida de dignidad causado por una falta cometida o por una humillación o insulto recibidos”. También, podemos describirla como una emoción social, ya que se trata de algo que sentimos en relación a otras personas.

“La vergüenza es el reconocimiento que somos objeto de Otro que nos mira y juzga”

 Jean-Paul Sartre


Para comprender la verdadera naturaleza de este sentimiento, debemos entender que no son los demás los que nos hacen sentir observados y juzgados o reconocidos y aceptados, sino que
la vergüenza es un sentimiento relacionado con la percepción que cada persona tiene de la mirada del otro.

Es la mirada de los demás lo que activa la vergüenza, como un intento de defensa, pero el origen se encuentra en nuestro interior. En algún momento hemos aprendido que quedarnos quietos, hacernos pequeños e invisibles, es mejor que exponerse.

Efectivamente, este mecanismo de defensa tiene mucho que ver con nuestra historia: 

¿Cómo has sido educado/a en cuanto al error?

¿Qué importancia tenía tu opinión?

¿Cómo se manejaba la equivocación en tu hogar? 

¿Qué miradas recibías?

¿Cómo reaccionaban los adultos cuando se cometía un error?

La diferencia entre tener un ego frágil y un ego bien estructurado, está en las miradas recibidas en la infancia: es la  diferencia entre una mirada que acepta, calma y acoge a otra que juzga, humilla y rechazada.

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Un ego frágil puede impedirnos aprender de los errores

No podríamos entender la vergüenza sin entender qué es el ego y hasta qué punto vivimos atrapados por él. Un sencillo recurso para calcular cuánto vivimos desde el ego es observar cuánta vergüenza, propia o ajena, experimentamos habitualmente.

Un sentimiento de vergüenza excesivo, denota un ego frágil que percibe los errores como amenazas. Para estas personas el error tiene una connotación negativa que se grabó a fuego en su mente durante sus primeros años de vida.

Para las personas con un ego fuerte y bien estructurado, por el contrario, el error no representa un peligro del que necesiten defenderse, sino que lo perciben como algo inevitable que siempre ofrece una posibilidad de mejora. Estas personas también sienten vergüenza, pero saben manejarla de una manera que resulta potenciadora.

El desaprendizaje nos permite transformar los errores en aprendizajes

Independientemente de lo que haya sucedido en nuestra infancia, de nuestras experiencias y aprendizajes de vida, como adultos podemos realizar cambios a un nivel profundo.

Comprender el origen de nuestra forma de entender nuestras vivencias y, poco a poco, ir «deshaciendo» estas creencias, nos permite transformar lo que considerábamos errores en nuevos aprendizajes. A esto lo llamamos aprender a desaprender.

“Los errores son los portales del descubrimiento”.

 James Joyce

De los errores se aprende gracias a los sentimientos

Todos tenemos algún recuerdo que aún hoy en día nos hace ruborizarnos cuando lo traemos a nuestro presente; alguna situación que aún nos hace sentirnos incómodos y avergonzados por mucho tiempo que haya pasado desde que sucedió.

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Esta sensación es inherente a la condición humana y, como todo lo que somos y experimentamos,
es una oportunidad para profundizar en nuestro inconsciente con nuevas herramientas de indagación.

Las equivocaciones son a la vez instrumentos y obstáculos. Admitir que de los errores se aprende nos permite potenciar nuestro proceso de crecimiento. 

Comprender que de los errores se aprende, como reza el dicho,  nos hace humanos, nos hace reales y honestos

Existen muchos autores que, como hábito de vida, recomiendan ser siempre el peor en algo. Es decir, cuando creas que dominas todo lo que haces, comienza a hacer algo que nunca hayas hecho antes. 

Sé el alumno más novato de algo, lo que sea. Toda tu vida y tu cerebro seguirá aprendiendo y transformándose. Sigue equivocándote, sigue reconociendo tu humanidad.

“Quien no comete errores es un ser que no sabe vivir, es un ser estancado en la vida. Sólo quien intenta ser mejor, vivir mejor y aprender más, comete errores. De cada error se saca una positiva lección, cada error es una enseñanza que nos permite avanzar”.

Norman Vincent Peale

Aprende a ser tolerante con tu error y empezarás a ser tolerante con el error de los demás. Hay pocas directrices más útiles para traer la paz a nuestros corazones.

Ningún error es estéril, todos ofrecen una oportunidad de crecimiento

Querer evitar los errores nos hace transitar un camino lleno de límites donde el miedo a fallar puede paralizar nuestro avance. Decía Jung que “el conocimiento descansa no solo sobre la verdad sino también sobre el error”

No sabemos qué forma van a tomar las lecciones que necesitamos, quiénes serán nuestros mayores aliados o  qué situaciones nos harán descubrir nuestros dones. 

La vida se expresa mucho más allá de nuestras expectativas. En lugar de reducir todo el universo al tamaño de nuestra psique, tratemos de adaptar nuestra psique a descubrir la infinita realidad que se extiende ante nosotros.

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Serendipia: cuando un error se convierte en un gran descubrimiento

Los grandes maestros son los que saben arriesgarse y probar diferentes formas de equivocarse hasta alcanzar la excelencia.

Esta actitud es la que hizo posible que el suizo Georges de Mestral volviese de una ruta de senderismo con los pantalones llenos de semillas enganchadas y crease el  velcro, y que Spencer Silver fracasara en su intento de crear un potente pegamento y acabase inventando el post-it.

El microondas, el teflón, los fuegos artificiales, los edulcorantes y el más conocido de todos, Fleming y el descubrimiento de la penicilina, son excelentes ejemplos de serendipia: hallazgos producidos gracias a la capacidad de aprender de los errores

En realidad no son “hijos del error”, no son fruto de equivocaciones. Estas circunstancias por sí solas no hubieran dado lugar a estos descubrimientos sin la actitud adecuada. 

Son el resultado del trabajo de personas cuya conciencia les permitió trascender sus objetivos egoicos, mentes flexibles que supieron entender sus errores como otra vía de aprendizaje.

Esta capacidad está al alcance de todos. Piensa en los “errores” que has cometido en tu vida, descubre el aprendizaje, el verdadero valor de lo que crees que fue inútil, y comienza a integrar las enseñanzas de lo que hasta ahora no supiste aprovechar para tu crecimiento y bienestar.

De los errores se aprende y la Bioneuroemoción®

La Bioneuroemoción propone aprender a desaprender a través de la autoindagación, gracias a toda la información que podemos observar en las situaciones en las que consideramos que nos hemos equivocado y que nos generan vergüenza o malestar.

Lo que  impulsa nuestro crecimiento y favorece nuestro bienestar no es todo lo que sabemos, sino nuestra capacidad de rectificación, adaptación y cambio.

La vida es generosa, continuamente nos ofrece aprendizajes a cada paso que damos. Lo que hace que retrasemos nuestro desarrollo no es la falta de oportunidades, sino nuestra resistencia a reconocer nuestros errores.

Cada justificación, cada excusa que ponemos, cada vergüenza que alimentamos, son formas de posponer un aprendizaje que, lo reconozcamos o no, necesitamos para seguir creciendo y madurando emocionalmente.

«La suerte solo favorece a las mentes preparadas”.

Louis Pasteur

Acoge tu error, toma decisiones, calma tu juicio y date cuenta que nuestro camino lo determinan los pasos que nos quedan por dar, no los que hemos dado hasta ahora.

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