La búsqueda de la felicidad contínua es lo que aleja al ser humano de experimentarla, porque quiere encontrarla en todos los lugares externos a sí mismo. Y en tiempos inexistentes, como el pasado y el futuro. De tal manera que nunca se permite experimentar su presente, momento único donde se puede encontrar la felicidad.
En palabras de Anthony de Mello “ buscamos solo un alivio, porque una cura es muy dolorosa, y supone aceptar la realidad ”.
En este podcast aprenderemos de la mano de David Corbera la importancia de sanar nuestras heridas, para poder abrirnos a ser felices.
Este nuevo Enric más cerca conocerás las enseñanzas ancestrales de grandes maestros al respecto, aproximaciones científicas al estudio de la felicidad y qué implican en nuestro día a día para mostrarnos una visión más amplia de lo que significa “ser feliz”.
Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo en tu vida para aumentar tu bienestar emocional, sigue nuestras redes sociales : Facebook, Twitter, Instagram y Youtube
La felicidad es un estado mental, una actitud ante la vida, no algo por conseguir o un destino donde llegar.
Decir que la meta es la «felicidad» no tiene sentido, porque no es un estado emocional inamovible y difiere en la vida de cada persona. Incluso las más felices experimentan emociones como la tristeza, rabia, asco o miedo. Cada emoción es funcional y nos ayuda a adaptarnos a nuestro entorno y experiencias.
Sin embargo, en muchas ocasiones, aquellos que aspiran a ser felices consideran algunas emociones “negativas” por el hecho de que les resultan desagradables o incómodas. Además, piensan que hay emociones más o menos aceptables.
Esto nos lleva a rechazar, ocultar y reprimir determinados estados emocionales, y a forzar una positividad que no es real, pensando que de esta manera seremos más felices.
“Lo que resistes, persiste; lo que aceptas te transforma.”
Carl G. Jung
Sin embargo, la verdadera felicidad en efecto no tiene que ver con experimentar solo emociones “positivas”. De hecho, es imprescindible ser capaces de aceptar, comprender y manejar adecuadamente todos nuestros estados internos.
Estamos dispuestos a ser felices siempre y cuando tengamos esto o aquello, estemos al lado de cierta persona o, como mínimo, se cumplan algunas condiciones que consideramos imprescindibles.
Si nuestra felicidad dependiera de soltar todo, absolutamente todo, quedarnos sin problemas, sin apegos, sin dependencias, sin sensaciones de víctimas o salvadores, ¿Cuántos estaríamos dispuestos a ser felices?
Mantén en mente aquello que desees, pero sin añadir el deseo por ello.
A nivel inconsciente, una de las mayores limitaciones de quienes aspiran a una vida plena, es el deseo de seguir viviendo sin cambiar nada. No es posible hacer cambios sin renunciar a lo conocido, sin enfrentarse a la incertidumbre que supone salir de la zona de confort. Y, en definitiva, sin comprender que felicidad equivale a cuestionar el estatus quo.
Esta es la cuestión que nos plantea Anthony de Mello (Bombay, 1931- Nueva York, 1987). Sus obras son, en numerosas ocasiones, transcripciones de charlas en las que difundía su particular fusión de tradiciones orientales y occidentales. Siempre con el fin de invitar al “despertar”.
En el texto “Despierta” nos propone escuchar desde el corazón para comprender que nosotros mismos somos la felicidad que buscamos.
Y afirma que “para despertar lo primero que hay que comprender es que no queremos despertar.” Del mismo modo, para ser felices debemos asumir la propia resistencia a la felicidad. Entendemos por “despertar” el hecho de tomar conciencia de la información que está en nuestro interior y que, de algún modo, bloquea nuestra felicidad.
Sin embargo, ni para despertar ni para ser felices hay que renunciar a nada.
“Cuando usted renuncia a algo, queda atado a esa cosa para siempre. Cuando lucha contra alguna cosa, queda atado a ella para siempre. Mientras luches contra ella, le está dando poder. Le da tanto como el que usa para luchar en contra”.
La única forma de escapar de este bucle no es renunciar, sino trascender:
Siguiendo con su relato: “es mirar a través de la cosa. No renuncie a ella, mire a través de ella. Comprenda su verdadero valor y no tendrá que renunciar a ella; sencillamente, ella caerá de sus manos. Pero por supuesto, si no ve eso, si usted está hipnotizado y cree que no será feliz sin esa cosa, o aquella, o la de más allá, está esclavizado”.
Vivir la renuncia como un sacrificio es inútil y contraproducente en la búsqueda de la felicidad. De Mello nos desafía cuando afirma que “aborrecemos lo nuevo” y que “escuchar es estar en disposición de ver las maravillas del mundo”.
Ciertamente,muchas personas afirman que han logrado «despertar» tras un largo camino de sufrimiento. “A algunos nos despiertan las duras realidades de la vida. Sufrimos tanto que despertamos. Pero los seres humanos tropiezan con la vida una y otra vez. Todavía caminan como sonámbulos”.
Este es el camino más común para llegar a una actitud de apertura, de estar dispuestos a descubrir algo nuevo.
De Mello, nos dice: “Lo único que puedo hacer es ayudarle a desaprender. De eso se trata el aprendizaje en lo concerniente a la espiritualidad: desaprender, desaprender casi todo lo que nos han enseñado. Una disposición para desaprender, para escuchar”.
Y ¿cómo aprender a escuchar? Observándonos al escuchar. Si escuchamos para comprobar los propios pensamientos podemos percibir las sensaciones físicas frente a las palabras del otro.
Cuando oímos palabras con las que estamos de acuerdo, nuestras sensaciones serán de paz y de armonía. Cuando no estamos de acuerdo, serán de rabia e impaciencia. Y, entonces, asumir que “no queremos nada nuevo, especialmente cuando es perturbador, cuando implica algo nuevo”.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de EnricCorbera – Bioneuroemoción (@enric_corbera)
La felicidad y la libertad en palabras de Anthony de Mello, supone renunciar a nuestras falsas ideas sobre los demás y sobre nosotros mismos.
Cuando escuchamos las palabras del otro sin creerlas, contrastándolas con nuestro propio sistema de creencias, cuestionándolas desde una actitud de apertura, estamos dando el primer paso hacia el despertar: la toma de conciencia necesaria para experimentar felicidad.
En Bioneuroemoción sabemos que todos tenemos la misma fe, la diferencia es que unos la ponemos en una cosa y otros en otra.
Para saber dónde ponemos nuestra fe es suficiente observar lo que nos sucede. Ponemos la fe en todo lo que ocurre en nuestra vida, de otra manera no ocurriría. Si pusiéramos atención en ello, nos asombraríamos de la fe que tenemos.
Tal como lo decía Anthony De Mello, acerca de la fe:
“Una apertura hacia la verdad, sin importar las consecuencias, sin importar hacia dónde lo lleve a uno.
Eso es fe. No creencia sino fe”.
Tenemos conflictos cuando deseamos que las cosas sean de diferente manera, olvidando que el apego nos ata al sufrimiento. Buscar incesantemente la felicidad fuera de uno mismo es una trampa que nos aleja de la posibilidad de experimentarla.
Por otra parte, aceptar lo inevitable, dar lo mejor en cada momento y fluir con las circunstancias, es dejar de obstaculizar la posibilidad de ser felices a través de lo que la vida nos regala.
Debemos aprender a quedarnos quietos, a soltar la necesidad de ser felices mediante el control de lo que sucede a nuestro alrededor. Descubrir que las cosas son como son, pero siempre podemos elegir cómo vivirlas. Esta conciencia de libertad nos acerca a la felicidad.
Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo a quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!