«La mentira se produce cuando somos incoherentes con nosotros mismos». La mentira es frecuente en muchas relaciones personales. En este vídeo, Enric Corbera nos habla sobre «¿Por qué mentimos?».
Nuestra concepción del mundo, de los otros e incluso de nosotros mismos está conformada por creencias. Estas creencias son argumentos u opiniones que tomamos como verdad y a partir de los cuales condicionamos nuestras reacciones, nuestras opiniones y nuestros juicios. Sin embargo, estas verdades son fruto de las experiencias del sistema al que pertenecemos, son argumentos perpetuados a lo largo del tiempo buscando ser transformados.
Sin embargo, hay algo que bloquea esta transformación, algo que nosotros mismos hacemos inconscientemente para boicotearnos, se trata de las mentiras que nos contamos en nuestro día a día. Como decía la novelista Susan Sontag, “la mentira es la forma más simple de autodefensa”. Todos mentimos, todos nos contamos historias y razones que tapan lugares donde no queremos acceder.
Imagina alguien que se vanagloria de su independencia, siempre se define usando esa palabra y se enorgullece de ello. Esa característica que se repite oculta una información, y es que necesita confirmar e identificarse con esa cualidad porque la desea desesperadamente, por lo que en realidad no siente que la tenga. Siempre nos hablamos a nosotros mismos.
Siguiendo con el ejemplo, esta idea lo lleva a evitar relaciones interpersonales íntimas, no tener pareja, pasar poco tiempo en cada grupo social y estar continuamente conociendo personas nuevas, todo ello para crear una fachada y una imagen de independencia que refuerce su argumentario pero unido a un profundo e “inexplicable” sentimiento de vacío existencial.
Tal vez en su infancia no tuvo el cariño que necesitaba o el que realmente deseaba y aprendió que depender de otros duele, que es peligroso. Por este motivo enterró su faceta dependiente para protegerse, transformándola en un anhelo y un deseo imposible. En realidad su necesidad de dependencia y su fachada independiente son solo creencias, estados. En su mentira encuentra refugio pero, al mismo tiempo, mientras siga creyéndola no se permitirá cambiar ni crear otro tipo de relaciones interpersonales que le hagan más feliz.
Una forma de descubrir las mentiras que nos contamos es identificar aquello que repetimos habitualmente a las personas que nos rodean. Cuando hablamos, en realidad decimos en voz alta aquello que necesitamos escuchar de nosotros mismos. ¿Comentas continuamente lo fuerte y valiente que eres? Tal vez una parte de ti necesita asegurarse de ello cada vez que surge una conversación relacionada. ¿Hay algún tema del que sin darte cuenta acabes hablando habitualmente? Lo que comunicamos y cómo lo hacemos son indicadores de todo aquello que nos ocultamos de nosotros mismos.
Detrás de la mentira hay una “verdad” que, paradójicamente, también es mentira. Dicho de otra manera, nos identificamos con una creencia para tapar otra, pero finalmente las dos son creencias, ninguna es auténtica, sino que son interpretaciones de la realidad sesgadas y basadas en las experiencias de nuestra vida y sobre todo en las experiencias de nuestra familia. Si lo que nos decimos es mentira ¿qué es la verdad? La única verdad real se encuentra en la capacidad de relativizar nuestras mentiras y dejar de escondernos y refugiarnos detrás de ellas.
Alfred Adler
© Enric Corbera Institute.