En muchas ocasiones reconocemos la falta de autoestima como la causa de nuestros males. Creemos que los problemas de nuestra vida cotidiana se resolverán en cuanto logremos tener una autoestima alta. Sin embargo, pocas veces nos cuestionamos ¿qué es realmente la autoestima?
En este artículo te invitamos a revisar qué entiendes como tal, para que puedas descubrir y cuestionarte las creencias vinculadas a su significado, ya que hasta ahora te han impedido experimentar el verdadero amor propio.
En esta conferencia Enric Corbera propone que el camino al verdadero bienestar emocional parte de la toma de conciencia de que nuestras experiencias dependen de nuestra percepción: de cómo vemos el mundo y a nosotros mismos.
En este video David Corbera comparte algunas reflexiones y claves orientadas a desarrollar la autoconciencia, para mejorar la relación con nosotros mismos y con nuestro entorno.
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¿Qué es la autoestima?
El significado etimológico de este término proviene del prefijo griego «autos», que significa por sí mismo o hacia sí mismo, y de la palabra «estima», que en latín significa aprecio o valor. Decimos entonces que la autoestima es el aprecio que una persona siente hacia sí misma. Nada más, pero tampoco nada menos.
No hay nada que aprender
¿Por qué nos cuesta tanto reconocer nuestro valor?
¿Cómo podemos no apreciar lo único que realmente poseemos: nuestra existencia?
¿Por qué necesitamos ayuda externa si se trata del acto esencialmente más íntimo?
Estas preguntas que resuenan en cada rincón de nuestras mentes, las hemos aprendido a silenciar. En lugar de cuestionarnos qué entendemos por autoestima y qué es lo que nos limita a experimentarla, generalmente nos preocupamos por encontrar la receta mágica para aprender a valorarnos.
Lo cierto es que no hay nada que aprender. Para poder apreciar nuestra existencia, nuestro ser, debemos hacer todo lo contrario: desaprender las ideas, pensamientos y creencias que hasta ahora nos han impedido hacerlo.
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Desmitificar el significado de autoestima
¿Cómo descubrir qué creencias sobre la autoestima me impiden experimentarla? A continuación, repasamos algunos de los mitos que rondan en el discurso social actual sobre el concepto de autoestima. Pues éstos actúan como obstáculos que nos impiden experimentar el verdadero amor propio.
Autoestima no es conformismo
Muchas veces pensamos que tener autoestima es estar conforme con quienes somos, qué hacemos, qué tenemos, cómo lucimos y cómo nos comportamos. Y cuando no lo estamos, cuando creemos que para valorarnos debemos primero cambiar algo, decimos que tenemos “baja autoestima”.
Esta forma de entender el concepto impide reconocer la propia valía, generando problemas de autoestima. La reconocemos en nuestro diálogo interno en frases como: “En cuanto consiga pareja, tendré más autoestima”, “Cuando tenga un mejor trabajo podré valorarme”, “Para tener autoestima debo primero perder peso”.
“El que quiere ser constante en la felicidad debe cambiar frecuentemente.”
En realidad, el amor propio no surge de estar conforme con todos los aspectos de la propia vida, ni tampoco amarse a sí mismo implica resignarse a cambiar aquello que no nos gusta.
No se trata de decirse “porque me amo no necesito cambiar”, sino de pensar “como me amo me permito cambiar para transformarme en una mejor versión de mí mismo/a”.
El verdadero amor propio, que nos permite aumentar la autoestima, nace de la aceptación de nuestro ser en su totalidad. Incluso de aquellas cosas con las que no estamos conformes.
Aceptar nuestras debilidades y faltas es un gesto de amor imprescindible para la transformación y el crecimiento.
Autoestima no es creer que todo lo puedes
Cuando nos valoramos, sentimos que somos capaces de hacer realidad cualquier cosa que deseemos. Sin embargo, muchas veces el “tú puedes” lo confundimos con el “tú debes poder”.
Así, esta creencia potenciadora se convierte en una autoexigencia limitante cuando no la usamos con flexibilidad.
El creer que tienes que poder con todo es tan perjudicial como la total desconfianza en el propio poder. Tal vez, incluso más, cuando consideras que la sobreexigencia es una cualidad beneficiosa porque es premiada socialmente, aunque te cause un inmenso malestar.
El verdadero amor propio no cuestiona la propia capacidad pero sabe reconocer límites.
Quien valora su ser comprende que por momentos será un gesto de amor motivarse a ir por lo que desee, así como en otras ocasiones lo será dejar de intentar y aceptar que lo que desea no es posible. Al menos no en ese momento y en esas circunstancias.
El amor propio conlleva una dosis de fé en que cualquiera sean las condiciones del presente, son perfectas para tí.
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Autoestima no es ser y haber sido perfectos
Equivocarse, dañar, sufrir y cometer errores genera malestar y culpa. Muchas veces no nos permitimos apreciar nuestro ser porque enjuiciamos decisiones y acciones pasadas.
Si seguimos creyendo que hicimos mal y que desde aquel entonces una parte de nuestro ser no es aceptable, hoy en día no podemos valorarnos.
El amor propio es el antídoto liberador de todo resentimiento con nuestro ser, con nuestra historia. Nos permite volver a observar nuestro pasado con otra conciencia y tomar decisiones diferentes.
La autoestima es la decisión de amar nuestro presente para liberar nuestro pasado a través del perdón.
Requiere de empatía para con uno mismo y de una mente inocente que comprende cualquier decisión y acción. No juzga, acepta, con la certeza de que se hizo lo mejor que se pudo desde ese nivel de conciencia.
Una nueva forma de amarnos
Podemos concluir diciendo que la autoestima, no es la estación final, el resultado de nuestro contínuo hacer, sino el punto de partida. Es el lugar desde el cual se elige consciente y voluntariamente el camino del amor, del aprecio. Y es, sobre todo, actuar en congruencia con esa decisión.
La próxima vez que te sorprendas poniendo como excusa tu “baja autoestima” para no vivir la vida que quieres, recuerda que tienes dos opciones.
Puedes seguir siendo víctima de tu autoengaño o puedes elegir ver las cosas de otra manera. Ahí reside la importancia de la autoestima, depende solo de tí y tiene el potencial de darle la vuelta a toda tu vida.
Francis Picabia, artista que constantemente cambiaba de estilo y temática en su obra, decía que “nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección». Esta idea representa tanto la naturaleza humana, como la necesidad de abrir nuestra mente y mirar las cosas desde otras perspectivas.
En otras palabras, aumentar nuestra conciencia nos permite valorarnos por lo que ya somos para impulsarnos y transformarnos en lo que podemos llegar a ser.
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