Miedo a hablar en público: recuperar la voz que aprendimos a silenciar

03 mayo 2025

Enfrentarse al miedo a hablar en público despierta algo más profundo que simples nervios. Hay momentos en los que, aun sabiendo lo que queremos decir, sentimos que algo interno nos frena, ya que es mucho más que un acto comunicativo.

Este artículo invita a mirar más allá del miedo aparente, para descubrir qué historias, memorias y emociones pueden estar pidiendo ser escuchadas.

 

Cuando la palabra se esconde

Hablar en público puede parecer, a simple vista, una habilidad comunicativa más. Pero cuando la voz tiembla, la mente se queda en blanco y el cuerpo entra en alerta, descubrimos que algo mucho más profundo se activa.

Según diversos estudios, hasta el 75 % de las personas experimenta ansiedad al exponerse verbalmente frente a otros. Sin embargo, no todo temor es negativo: un cierto grado de nerviosismo es natural, incluso necesario, porque libera adrenalina y nos mantiene más atentos.

El verdadero problema surge cuando ese miedo deja de impulsarnos y empieza a paralizarnos. Cuando la atención abandona el mensaje y se posa sobre nuestra propia imagen: ¿cómo me verán?, ¿qué pensarán de mí? En ese instante, hablar deja de ser un acto de expresión y se convierte en un escenario de exposición emocional.

El miedo a hablar en público no es un defecto que deba ser eliminado, sino una señal que merece ser escuchada con compasión y curiosidad.

 

Lo que tiembla es lo que callamos

Cuando el miedo nos invade al hablar, el cuerpo se convierte en un mensajero. Sudor, taquicardia y temblor no son síntomas de debilidad, sino señales de una desconexión temporal entre mente y cuerpo.

El psicoterapeuta Stephen Gilligan describe este fenómeno como un “bloqueo neuromuscular”: en situaciones de alto estrés, el cuerpo interpreta la exposición como una amenaza y activa la respuesta de congelamiento (freeze). No es un fallo, es una estrategia de protección profundamente arraigada.

En esos momentos, el cuerpo no nos traiciona, al contrario, nos señala con precisión dónde aún existe una herida que no ha sido atendida. 

Cada nudo en la garganta, cada vacío en la mente, son invitaciones silenciosas a mirar hacia adentro. No para exponernos al mundo, sino para reencontrarnos con nosotros mismos y recuperar nuestra coherencia interna.

 

 

Herencias silenciosas

El miedo a hablar en público no siempre nace de experiencias individuales. Muchas veces, su origen se remonta a las historias de quienes vinieron antes. 

Por ejemplo, padres que fueron humillados al expresar sus ideas, abuelos que aprendieron a sobrevivir callando.

Estas vivencias pueden transmitirse como memorias emocionales que condicionan nuestra relación con la expresión y la exposición. En estos casos, el temor no es solo nuestro: es un eco familiar, una lealtad silenciosa que busca protegernos de un dolor antiguo.

Tomar conciencia de estas raíces nos permite elegir distinto: expresar lo que otros no pudieron. Hablar, no desde el deber, sino desde la autenticidad.

 

Lo no dicho busca expresarse

Más allá de las herencias familiares, también en nuestra historia personal tal vez aprendimos que expresarnos podía traer consecuencias: que nos corrigieran de manera humillante, se rieran, nos invalidaran o nos hicieran sentir poco importantes.

Aprendimos que tenía más valor la calificación del otro que nuestra propia palabra.

Frases como “mejor no hables”, “no digas tonterías”, “para qué vas a decir eso” o “van a pensar mal de ti” parecen inofensivas, pero dejan una huella. Cuando se repiten en un entorno emocional poco contenedor, se graban como mandatos internos que, años después, se activan en situaciones de exposición.

Entonces, hablar en público no es solo transmitir un mensaje: es enfrentar la posibilidad de ser vistos en nuestra vulnerabilidad. De volver a ser invalidados como personas, por encima de lo que deseamos comunicar.

Y como defensa, el cuerpo reacciona: tiembla, la voz se quiebra, la mente se queda en blanco.

 

«La vulnerabilidad no es ganar o perder; es tener el coraje de mostrarse, incluso cuando no podemos controlar el resultado.»

Brené Brown

 

Cuando el miedo se convierte en maestro

El miedo no aparece para detenernos. Aparece para enseñarnos. No se trata de luchar contra el miedo a hablar en público, sino de comprender qué parte de nosotros pide ser reconocida a través de él.

Tal vez el nudo en la garganta no sea un obstáculo, sino una brújula. Y el temblor puede ser un umbral hacia una versión más auténtica de nosotros mismos.

Cuando dejamos de preguntarnos “¿cómo hago para no tener miedo?” y empezamos a preguntarnos “¿qué historia necesita ser reconocida?”, el camino de la expresión se vuelve más auténtico.

El miedo, entonces, no busca callarnos: busca ayudarnos a encontrar una forma más genuina de hablar. No para ser perfectos, sino para ser verdaderos.

 

 

Claves para transformar el síntoma en expresión

Hablar en público no es solo una habilidad técnica: es también una experiencia emocional. Aquí, algunas claves para transformar el miedo en un impulso de autenticidad:

Volver a la intención: ¿Para qué quiero hablar? ¿Desde dónde lo hago? Cuando el foco está puesto en el mensaje y no en la imagen que nos interesa proyectar, la voz se libera.

Agradecer la escucha: No todos los espacios nos invitan a hablar y no todas las personas nos prestan atención. Valorar que alguien nos escuche es una forma de conectar desde la humildad y la presencia.

 

Comunicación real, no ideal

Prepararse desde el sentir genuino y no desde la perfección calculada es un acto de autenticidad. Cuando soltamos la necesidad de control y nos reconectamos con lo que sentimos, el mensaje puede fluir de forma más natural.

El cuerpo también comunica: respirar profundamente, aflojar la musculatura y permitir el movimiento ayuda a integrar mente y cuerpo, liberando así nuestra expresión.

A veces, lo que más nos paraliza es aquello que nunca dijimos. El escenario, la reunión o la clase pueden ser el espacio donde, simbólicamente, empecemos a devolverle voz a esas partes silenciadas de nosotros mismos.

Hablar en público no es solo pronunciar palabras: es permitir que nuestra verdad encuentre su camino hacia afuera, incluso si tiembla al hacerlo.

 

«No se trata de ser perfecto al hablar, sino de ser verdadero. La perfección aburre; la verdad conecta.»

Jorge Bucay

 

La palabra se vuelve camino

Tal vez hablar en público sea solo una excusa que nos enfrenta al juicio, a la exposición, al deseo de ser aceptados. Pero también puede ser una puerta: nos abre a la oportunidad de recuperar la voz que aprendimos a silenciar.

Porque cuando logramos atravesar el temor, no solo ganamos seguridad, ganamos verdad. Y es ahí, en esa expresión honesta, donde empieza el verdadero mensaje.

No se trata de vencer al miedo, sino de caminar junto a él. De permitirnos hablar con él, y no contra él. Y de descubrir, al hacerlo, que quizás nunca se trató de ser escuchados, sino de escucharnos, por fin, a nosotros mismos.

 

 

Si quieres seguir profundizando sobre este tema, puedes acceder a este material en nuestro canal de Spotify y de YouTube:

 

En este pódcast, Enric Corbera explica que el camino del crecimiento personal se abre cuando somos capaces de limpiar de lamentos y justificaciones nuestra percepción. De este modo, transformamos los conflictos en oportunidades de evolución.

 

En este video Enric Corbera comparte una mirada profunda sobre el miedo a hablar en público, mostrándolo no como un obstáculo a eliminar, sino como una oportunidad para reconocer y transformar bloqueos emocionales que limitan nuestra expresión auténtica.

 

 

Si quieres conocer más acerca del método de la Bioneuroemoción y cómo aplicarlo en tu vida para aumentar tu bienestar emocional, síguenos en nuestras redes sociales: YouTube, Instagram, Facebook, X y LinkedIn.

 

Comparte en los comentarios si te ha resultado interesante este artículo y compártelo con quien creas que le puede resultar útil esta información. ¡Gracias por tu interés!

Si te ha gustado, compártelo

Curso de Introducción a la Bioneuroemoción

Escribe tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2021 Enric Corbera Institute.